sábado, 20 de septiembre de 2014

Alvaradito (6ª parte)

De matador a novillero otra vez y hasta el final.

En octubre de 1907 ya se le llama el “decano de los novilleros” y alterna novilladas en pueblos de la geografía española, con banderillas en Madrid, sobre todo.
Por ello, vuelve a incursar en México, que tanto le quería,  en Torreón, Chihuahua y Rosita, desde diciembre a marzo; mientras que dos de sus hermanos, banderillean en Madrid (Francisco y Antonio o José).


Ahora 1908 le ofrece las provincias y, nuevamente a la carga, regresa a México: Guadalajara, Córdoba y Zitácuaro, mientras que Gaona va ganando fama en su país y pronto en España. Es posible que regresara a Madrid junto a Gaona, ya que poco después formaría parte de su cuadrilla, e inauguraría el mexicano la plaza de Carabanchel  que, a la postre, sería centro de trabajo usual de Alejandro, en el arte del pareo. En esta última plaza se le considera “torero viejo y marrullero de muchos recursos”; y es que había aprendido muchísimo y confiaban en él los toreros de renombre, tanto como para una ayuda propia, o para adiestrar a los familiares o apadrinados de éstos.

Sevilla 16/08/1908


Por tanto, desde 1910 altera en plazas de provincias como novillero y, sobre todo, se dedica a su arte más destacado “las banderillas”, como una constante, especialmente en Madrid. A ello, quiero añadir que se trata de un subalterno de excepción o “de lujo”, que en ocasiones le sale el arrebato de matador de primera (como una ocasión en que se le adelantó a Gaona, quién supo excusarle a pesar de las críticas), pero la mayoría de las veces acepta noblemente la posición a la que la “Providencia” le ha relegado, y es admirado porque: “es de estilo antiguo y puro, toreando como una mano, como le corresponde al no actuar como matador”.


Alejandro en la penúltima fila, el primero. 17/01/1909, Respetable público.



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