domingo, 21 de septiembre de 2014

NIHIL NOVUM SUB SOLE


Don Tancredo y Alvaradito.

La figura de Don Tancredo nos puede recordar a un líder de la Primera Cruzada, llamándose así Tancredo de Galilea, príncipe de la familia de Hauteville.

Pero nuestro Tancredo López Martín, es de Valencia, aparece como uno de los soldados socorridos en Santander “con ropas y 15 pesetas”, gracias a la suscripción abierta por el diario El Imparcial de Madrid de fecha 27/03/1897 (Año XXXI, nº 10.741), narrado en su página 4. Recordemos que estábamos en plena guerra de Filipinas y en los prolegómenos de la de Cuba. Era más que probable que llegara en barco desde Cuba y se dirigía a su tierra para seguir como zapatero o albañil, profesiones a las que recurría normalmente.  
                                       
Pero no fue así, y pronto, aparecería en el Suplemento de “El Enano” de 11/06/1897, página 4, anunciado así:


Tancredo López (Rey del Toreo Cómico).-  Valiente picador y banderillero, arrojado matador de novillos en zancos célebre rejoneador en bicicleta. —D. Pascual Isla, Escolano, Ropería, Valencia.
                     
Mientras tanto, en esa misma página, aparecía Alejandro Alvarado como matador de novillos.

Tancredo había aprendido un arte que enloquecía a la fervorosa afición, y así lo pudo observar en Cuba, viendo al Orizabeño, el cuál sobre un cajón lo practicaba. Pero el mexicano terminaría encontrando con ello su fin, cayendo bajo las astas de un toro.

¿Y cómo sobrevivir al hambre disfrutando de los halagos del público? ¿Cómo ser famoso astro con sólo blanquearse de cal y quedarse inmóvil? Gran inteligencia demostró este albañil, que aprendió y enseñó a la postrimería el arte de ser alguien sin hacer nada.

Otros de sus continuadores, simuladores o discípulos serían, con sus toques diferenciadores, “Doña Tancreda” (María Alcaraz, esposa de Don Tancredo), “El tío Carrasquiña” (magnífico camuflador entre hojas y ramas), El Cojo Bonifa, Manuel Álvarez, El ArrongatitoEl Fideísta, y las mujeres Olga Miñón y la francesa Mercedes Barta.

Y es que España estaba muy necesitada de héroes, de personajes arriesgados, que mitigaran la frustración que se estaba experimentando, con la pérdida de jóvenes a miles, y de tierras de antaño colonizadas (Cuba y Filipinas). Concluía un periodo de decadencia, sumida en la herencia ignominiosa de Napoleón y de la pérdida de las Américas.

Por este motivo hay que entender el momento histórico de la fiesta de los toros, donde además era indispensable reflejar y recuperar la esencia del teatro clásico, para no sólo vivir la tragedia, sino disfrutar de la comedia y poder reír (y no precisamente de un pobre animal, sino de situaciones ciertamente desconcertantes).

Así, un pueblo enfermo, lisiado, dañado y pobre, necesitaba más que nunca del circo. En este contexto, aparecen en la seria fiesta un conjunto de elementos de colorido y variedad; eso sí, para corridas no de primer cartel y razonablemente asequibles.  

El 23 de septiembre de 1900, Don Tancredo utiliza el traje de Comendador en un festejo celebrado en Sanlúcar de Barrameda, haciendo el paseíllo con el resto de la cuadrilla de Gordito y Camisero y comenzando con su espectáculo de quietismo sobre pedestal, bien aplaudido (El Toreo 01/10/1900, página 4). Días previos, Alejandro había estado haciendo sus faenas en El Arenal de Barcelona, durante las novilladas de los días 8 y 9, junto a Colón, Ostión, Moreno de San Bernardo y Rovirosa, este último, por cierto,  futuro médico insigne oftalmólogo y de familia acomodada barcelonesa, que daría paso a una saga de oftalmólogos que llegan hasta nuestros días.


Ante un análisis social de esta figura o fenómeno, La Correspondencia militar. 31/1/1901, n.º 7.013, página 3, D. Carlos Luis de Cuenca en una columna llamada “Entremeses”, expresa las últimas noticias sobre el teatro en Valladolid, y se adentra en la fiesta por excelencia en España: el toreo. Se produce una circunstancia que a los idealistas de uno y otro bando nada satisface, pero que al populacho le llena de gozos. Veamos algún detalle:


Indignáronse los taurófobos ante el nuevo aliciente que llamaba a la curiosa multitud a la odiada y despreciable arena, y no se enojaron menos los taurófilos ante la nueva suerte, que consideraban demasiado ridícula para alternar con la suspirada serenidad en toreo clásico.  Unos y otros han debido rectificar a estas horas, pues la plaza se llena de bote en bote para ver y admirar a Don Tancredo, y la popularidad de su persona ha tomado tal relieve que sirve ya de símbolo para calificarse recíproca y respectivamente nuestras grandes figuras de la política.

Y es que el periodista se ve que había entrevistado a Tancredo, y averigua las razones de su éxito. López vio morir a un hombre que hacía tal suerte, pero observó que su estrategia fallaba en un sentido psicológico: la falta real de serenidad.
La suerte de Don Tancredo no tiene nada que hacer y ahí estriba el mayor intríngulis de la dificultad; porque precisamente lo difícil en su situación es no hacer nada. ¡No moverse! ¡No estremecerse! ¡No tener nervios! ¡No estornudar! ¡No tener lujo! ¡No vivir!

A tanto llegará su fama social, que se crean cuplés que tienen que ser prohibidos, como al arrestado Moncayo, actor de zarzuelas, cuando realiza una obra del género chico llamada “Juicio Oral” (El Día (Madrid. 1881). 4/3/1901, página 3), que más tarde repetiría dado el éxito adyacente que provocaba su acogida de entre el público y creando nuevos “couplets” del héroe.

Surgieron posteriores emuladores, realizando el experimento de la sugestión. Así, se anunciaba también como el “fascinador ilusionista de toros bravos”, con representantes en Madrid y Sevilla. Y en 1903 aparece llamándosele el Rey del Valor.



Introdujo en el toreo el principio de inmovilidad, cuando todo era entonces la actitud antagónica: arte de destreza y movimientos. Parece marcar un antes y un después en dirección a lo que supondría el nuevo toreo quieto de la edad de oro del toreo en España, de Joselito, Belmonte, Gaona…

En esta última década, España ha asistido a un espectáculo político en el que se ha repetido esta misma circunstancia más de 100 años después, tanto en relación a Zapatero como a Rajoy, presidentes a los que otros partidos y la sociedad misma los consideró los modernos “Don Tancredo”.

¿Qué parte de valor y cuál de cobardía habremos encontrado en estas contemporáneas figuras? Parece que una de las cualidades más destacadas ha debido ser la serenidad ante múltiples presiones.

Nicolás López


Este cartel original une en Baeza, en la Feria del 19 de mayo de 1901, las vidas de Alejandro y Tancredo. Podemos observar a Nicolás López actuando como Don Tancredo, o como se decía, realizando su experimento como sugestionador de toros bravos, y  vestido de blanco, mientras el cartel anunciaría su trabajo en el quinto toro, y que los matadores serían Alejandro Alvarado “Alvaradito” y Antonio Fernández “Bocanegra” (al final, “Algabeñito”), con la ganadería de Basilio y Joaquín Peñalver. Alejandro practicaría ese día el salto de la garrocha, reclamando así el espectáculo puro del toreo con elementos temerarios, y tratando de sustraer algo de la emoción que afanaba el níveo varón.



Su relación con Huelva la tuvo gracias a alternar con Peguerito, y por una cuestión algo curiosa. En estos años se comenzaban a incorporar diversas atracciones antes de la parte seria de una corrida de toros, por algo se le llamaba el circo. Espectáculos cómicos y arriesgados, que mezclaban el valor con la burla, y el juego con la muerte. Así fue como en Huelva, el 22 de noviembre de 1903 realiza la suerte de “Don Tancredo” D. Nicolás Pérez, pero en esta ocasión, el toro arremetió y destrozó la base en la que estaba subido, cosa pocas veces usual cuando estaba alzada la humanizable figura.

Se produjo un terror despavorido y silencio sepultural bajo el Monte Conquero. Allí estaba presente Alejandro, que también había participado él mismo de algunas innovaciones de la fiesta, como las banderillas en silla,  o recuperaciones tradicionales, como el susodicho y antiguo salto de garrocha.

Había llegado a conocer las suertes impresionantes que se ejecutaban hasta montado en bicicleta, y por mujeres como la Sorianita.  (Alvaradito 4ª parte, Septiembre de 2014 blog alvaradohuelva). Pero en este día, volvía a mirar cara a cara a la muerte.

¿Aprendió Alejando a subsistir teniendo presente el arte de Don Tancredo? ¿Supo mantener el dinamismo y la agilidad necesaria, soportando los momentos de dificultad para llegar viejo a ser torero? Quizás este equilibrio entre el arrojo, la valentía y la prudencia para poder sobrevivir, nos enseñen algunos valores para perdurar en esta sociedad tan cambiante, tan dinámica y a la vez, en extremo sedentaria.

De nuevo nos encontramos entre lo antiguo y lo nuevo, como parece hoy ser nuestra realidad: En la creencia de vivir una modernidad en todas las experiencias actuales, cuando nos detenemos a analizarlas, descubrimos que en la historia se ha repetido su símil  constantemente. Así el espectáculo, el valor, la moralidad o su ausencia, las tendencias políticas, económicas, sexuales y religiosas…. nihil novum sum sole (nada nuevo bajo el sol), pero de mucho hay bueno que tomar.

Creo y así opino, que bien nos valdría tomar lo bueno de unas y otras prácticas, modernas y antiguas,  y saber desechar lo que no nos aporta valores profesionales, personales y sociales. Estamos a tiempo de aprender, y cualquier motivo para la reflexión nos puede conducir a ello.



El llamado Rey del Valor fue un héroe popular, un símbolo de nuestra raza. Andrés Amorós / MadridDía 29/06/2012.
ABChttp://www.abc.es/20120628/cultura-toros/abci-anos-tancredo-201206281253.htmlhttp://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2009/10/18/don-tancredo-rey/642579.html
Cartel histórico de Don Tancredo en la Plaza de Toros de Baeza. 19 MAYO DE 1901. Autor A. Díaz. (Único)

sábado, 20 de septiembre de 2014

Alvaradito (final)

Una valoración objetiva del torero



Para hacernos una idea objetiva de su valía, me he encargado de investigar no sólo un alto porcentaje de sus actuaciones, sino también de en qué lugares se produjeron y con qué nivel de resultado se acometieron. Estos son algunos valores que creo debo resaltar, extraídos de un valor aproximado de 2/3 del total de actuaciones (154), en calidad de matador:
En Barcelona, 19 actuaciones. En Madrid,  17 actuaciones. Valencia, 10; Sevilla, 8; Zaragoza, 6.   

RESUMEN RESULTADO
154
Superior
59
Bien
56
Regular
14
Mal
5
No consta (las de México superior)
20
Accidentes
13


¿Y con qué compañeros trabajó en más ocasiones? Entre otros muchos tenemos a los siguientes:

Torero
nº veces
Félix Velasco
7
Félix Velasco Díaz
Montes
6
Antonio Montes Vico
Morenito de Algeciras
5
Diego Olivé Rodas
Moreno de San Bernardo
5
Antonio Rivas
Rerre
5
Manuel González Buzón
Carrillo
4
Francisco Carrillo Ordóñez
Corcito, José Corzo
4
Manuel Corzo Andaluz?
Mazzantini
4
Luis Mazzantini Eguía
Antonio Boto (Regaterín)
4
Antonio Boto Recatero
Segurita
4
Antonio Segura Campos
Valentín
4
Antonio Olmedo Vázquez
Bocanegra
3
no el antiguo
Dominguín
3
Domingo del Campo Álvarez
Valenciano
3
José Roger Durán
Vicente Ferrer
3
Vicente Ferrer Armengol
Vicente Pastor (Chico de la Blusa)
3
Vicente Pastor Durán

No faltaron Fuentes, Bombita, Chicuelo, Cocherito de Bilbao, Jerezano, Lagartijo, Llaverito, Pepehillo, Maera, Malolete I y II, Vázquez I y II… y 106 compañeros más, sin contar, claro está, los que conoció y compartió plaza como banderillero de primera.

10/10/1932. La Libertad (página 5)
LA FIESTA DE LOS TOROS.
Dos Novilladas…
—En Valladolid. Ganado de Muriel, bueno Antonio Carriches, superior. (Oreja). Julio Chico, aplaudido. Alvaradito, ovacionado.
Marca mucho la personalidad de Alejandro, la conclusión de la entrevista realizada en 1932 por el pediodista Pedro Arenas de la Revista “Estampa”
—Ahora—me indica— salgo de banderillero.
Los años últimos he ido con Franklin, el yanqui, y con "Rayito"...
"YO NO ME RETIRO"
—¿Y puede usted? —¡Que si puedo!...
—exclama, mirándome altivamente—. ¡Que si puedo!... El mejor par de banderillas que se puso en la plaza de Sevilla, el año 1931, lo puse yo, el Domingo de Resurrección, dicho por el crítico de "El Liberal"...
Me tocaron la música…
Alvarado no consiente que se ponga en duda su aptitud para el toreo.
—Yo estoy tan fuerte y tan ágil como un chaval, y tengo más afición que muchos chavales de ahora.
 ¿Entonces hasta cuándo piensa usted seguir de torero?
—Mientras pueda. Si a los ochenta años puedo salir a la plaza y poner banderillas, pues las pondré. Yo no me retiro.

PEDRO ARENAS

(Fotos Gomsambi )



Alvaradito (7ª parte)

El trabajo con las cuadrillas de los grandes
Aunque  ya no volvería a México, sí que realiza alguna visita a Uruguay (Real de San Carlos), junto a su hermano. El resto del tiempo, desde 1909 a 1923, se centra en el perímetro geográfico de Madrid y sus alrededores. Es en este periodo en el que forma parte de diversas cuadrillas de toreros conocidos; así por número mayor de intervenciones, acompaña a: José Zarco, Gaona, Pazos, Cagancho, Ale, Gallito, Bienvenida, Fuentes y Belmonte. En algunas de estas cuadrillas, le acompañará Francisco.









Tampoco estuvieron exentos los peligros en los años citados, sino que tuvo diversos accidentes de consideración, actuando como banderillero, sobre todo, llevando en toda su cara la marca de haber sido “enfrontilado” por un toro que se le arrancó el 11 de octubre de 1914 en Carabanchel.
Desde los años 1924 a 1932, parece haber tenido nostalgia de volver a pasear por todo el país, y con otras ideas, y más como ayudante, como maestro de principiantes, aparece en muchos festejos. Aquí se le apoda, cariñosamente: “el antiguo” o “el viejo banderillero”, “el veterano” o “el viejo Alvaradito”… así, hasta que el 10 de octubre de 1932, aunque él dice que no se retira, pero alterna en Valladolid con gran arte y siendo muy ovacionado junto a Carriches, en un evento que se le parece a un retiro, aunque él insiste en que no se jubila. Tanto es así, que poco después, Fuentes y otros toreros de renombre, planifican montar una cuadrilla veterana, donde no falta Alejandro, que cuenta con más de sesenta años.



Alvaradito (6ª parte)

De matador a novillero otra vez y hasta el final.

En octubre de 1907 ya se le llama el “decano de los novilleros” y alterna novilladas en pueblos de la geografía española, con banderillas en Madrid, sobre todo.
Por ello, vuelve a incursar en México, que tanto le quería,  en Torreón, Chihuahua y Rosita, desde diciembre a marzo; mientras que dos de sus hermanos, banderillean en Madrid (Francisco y Antonio o José).


Ahora 1908 le ofrece las provincias y, nuevamente a la carga, regresa a México: Guadalajara, Córdoba y Zitácuaro, mientras que Gaona va ganando fama en su país y pronto en España. Es posible que regresara a Madrid junto a Gaona, ya que poco después formaría parte de su cuadrilla, e inauguraría el mexicano la plaza de Carabanchel  que, a la postre, sería centro de trabajo usual de Alejandro, en el arte del pareo. En esta última plaza se le considera “torero viejo y marrullero de muchos recursos”; y es que había aprendido muchísimo y confiaban en él los toreros de renombre, tanto como para una ayuda propia, o para adiestrar a los familiares o apadrinados de éstos.

Sevilla 16/08/1908


Por tanto, desde 1910 altera en plazas de provincias como novillero y, sobre todo, se dedica a su arte más destacado “las banderillas”, como una constante, especialmente en Madrid. A ello, quiero añadir que se trata de un subalterno de excepción o “de lujo”, que en ocasiones le sale el arrebato de matador de primera (como una ocasión en que se le adelantó a Gaona, quién supo excusarle a pesar de las críticas), pero la mayoría de las veces acepta noblemente la posición a la que la “Providencia” le ha relegado, y es admirado porque: “es de estilo antiguo y puro, toreando como una mano, como le corresponde al no actuar como matador”.


Alejandro en la penúltima fila, el primero. 17/01/1909, Respetable público.



Alvaradito (5ª parte)

La alternativa en España y el breve reinado en la cúspide taurina
Pasa por diversos pueblos de España, por Barcelona y por Marsella y, por fin, su gran amigo Antonio Montes, le da la alternativa en Fregenal de la Sierra, el 22 de septiembre de 1904… grandes ovaciones para los dos, una tarde inolvidable.

La segunda vez que volvería a México sería en 1905, actuando en Juárez, Chapultepec, Torreón y Lagos. Tampoco faltaría alguna actuación en Marsella y, posteriormente, toma un barco en Barcelona rumbo a Venezuela, para actuar en Caracas y Valencia. Sumaron en este año un total de 21 corridas, teniendo en cuenta la dificultad y la tardanza del transporte en aquéllos años.





Después en San Luis de Potosí, en abril de 1906, pero esta vez como banderillero. De allí vuelve a España para la primavera y casi todo el verano, donde triunfa estruendosamente, pero también recibe dos cornadas de importancia, en Aroche (actuando herido en Calañas, por no perjudicar a la empresa) y otro accidente en Constantina.
En estos años los comentarios periodísticos del Alvaradito son, por ejemplo: “tiene exceso de valentía”; “adornándose en extremo con la capa”; “destaca con las banderillas”; o en México: es el “favorito”, o bien: “hizo el delirio”. En estos momentos, que ocupa de ovaciones, aplausos, regalos, salidas a hombro y orejas –menos documentadas pero numerosas, estas últimas-; puede darnos una idea de qué figura torera estábamos presenciando.



Por ello, en la temporada mexicana de Noviembre 1906 a Mayo de 1907, interviene casi todas las veces como matador con su cuadrilla, y en alguna ocasión como banderillero. Su hermano Francisco le acompañará formando terna en cada acontecimiento taurino. Así, podemos verlo en México, Guadalajara, Progreso, Puebla, Chihuahua y Durango; recibiendo numerosos elogios por parte de la prensa mexicana, habiendo cosechado numerosos éxitos y viéndose en la necesidad de dejar diversas corridas sin atender, por su premura en volver a España. Y, claro está, como ninguno es profeta en su tierra, se ve relegado –por voluntad propia o forzado- a formar parte del cartel de novilleros nuevamente. Es posible que no le salieran los números, que la distancia de España hubiese enfriado mucho sus recuerdos, o que las figuras doradas del toreo ensombrecieran el éxito que él ansiaba en España. Lo cierto es que vuelve a ser torero dorado en México y matador de plata en España.
Y mientras que a su hermano Francisco se le contabilizan unas 20 corridas entre 1906 y 1907, él acudía a novilladas y a cuadrillas, unas veces con “el Chico” y otras sin él. Sobre Francisco, hay constancia de que toreó en Arlés con el francés Pouly Fils, y otras por pueblos de España.



Alvaradito (4ª parte)

Después de los orígenes.-
Al transcurrir de sus comienzos, no tardó en triunfar. En la plaza de Zaragoza sale a hombros el día 21 de junio de 1896, habiendo cortado oreja de uno de los dos animales. Y poco después, vuelve a repetir la actuación con las Noyas, pero empleándose a fondo y haciendo muchas “monadas” como decía el crítico (cómo se echaba al suelo, acariciaba la testuz del toro, toreaba de rodillas, etc.)  No sé si quería enmendarse del fallido intento de la temporada anterior, o quería lucirse ante las “toreras”; quizás ambas cosas.
Estos años serían inolvidables, dado que los resultados eran muy buenos, con salidas a hombro, con el salto de la garrocha…disfrutando del toreo por toda España. No faltaron accidentes, como en Corella el 30/09/1896, en Madrid el 14/08/1898 o en Sevilla el 30/10/1898 (abdomen, glúteo y antebrazo). Incluso, tras pugnar con Juanerillo en Barcelona, en los toros que le tocaban en suerte, tuvo que ver como dicho compañero moría en la plaza el 27/03/1898, y aparecía de nuevo lo que le dijeron muy bien: la Providencia. Las críticas taurinas decían algo así: “menudos pavos les tocan al Alvaradito”;  y es que poco tuvo de novillero cuando se seleccionaban entre las reses más bravas y grandes frente a las más pequeñas…evidentemente, lo complicado era para él, un trianero sin padrino.
                                       




Estrenando el siglo, tiene dos intervenciones históricamente relevantes: aparecer como sobresaliente de espada en Madrid, con Antonio Fuentes, donde no le dejaron matar el toro; y, por otra parte, en la inauguración de la plaza de las Arenas de Barcelona, en el que tuvo la “suerte” de ser el primer torero que, con el sable, quitaba la vida a un toro, después de haber sido rejoneado. Fueron el 2 de mayo y el 29 de junio, respectivamente; es decir, el día de la independencia española y gran fiesta madrileña, y vísperas de su cumpleaños y, por otro lado, el celebrado día de San Pedro en Barcelona.

El 12 de diciembre de 1901, es presentado en México, justo el día nacional por ser la Fiesta de la Virgen de Guadalupe. Y unos días después, en Monterrey, toma la alternativa de mano de Mazzantini. Por ello, ya podía tener su propia cuadrilla e incluso tener corridas de beneficencia para él mismo; por dicho motivo, aparece en escena su hermano Francisco, Alvaradito Chico. Recorren también Orizaba y Veracruz.
A su vuelta a España, no le faltarán contratos, e incluso tendrá la suerte de conocer a personas de la nobleza, como el Duque de los Abruzzos (príncipe de España, hijo de Amadeo de Saboya); así como el marqués de Tamarit de Tarragona. No se le olvidará brindarles la muerte de los toros, como tampoco a éstos el entregarle regalos de alta estima, como monederos de oro, billetes de alto valor, etc.
Y luego vino su accidente en Jerez de los Caballeros, el 5 de septiembre de 1903.
Su relación con Huelva la tuvo gracias a alternar con Peguerito, y por una cuestión algo curiosa. En estos años se comenzaban a incorporar diversas atracciones antes de la parte seria de una corrida de toros, por algo se le llamaba el circo. Espectáculos cómicos y arriesgados, que mezclaban el valor con la burla, y el juego con la muerte. Así fue como en Huelva, el 22 de noviembre de 1903 realiza la suerte de “Don Tancredo” D. Nicolás Pérez, pero en esta ocasión, el toro arremetió y destrozó la base en la que estaba subido, cosa pocas veces usual cuando estaba arriba la estatua humanizable. Se produjo un terror despavorido momentáneo bajo el Monte Conquero. Allí estuvo Alejandro, que también había participado de algunas innovaciones como las banderillas en silla, y había llegado a conocer las suertes impresionantes que se ejecutaban hasta en bicicleta, y por mujeres, como la Sorianita.  

                

La suerte también le acompañará en la vida cotidiana, siendo favorecido con el premio del gordo de la lotería en 1904, que era un buen pellizco del número 21610 (valor que podría comprar hasta algunos edificios en el centro de Madrid). Pero, casi inexplicablemente, siguió toreando, y poniendo en grave riesgo su vida, dado que al poco tiempo sufriría cogidas de importancia, como el 24 de mayo de 1904 en Córdoba, donde sustituía a Fuentes y, a cambio, recibió una cornada en el bajo vientre.. la providencia 

jueves, 18 de septiembre de 2014

Alvaradito (3ª parte)

RESUMEN DE LA HISTORIA TORERA DE ALEJANDRO ALVARADO MARTÍN, “ALVARADITO”.

Después de sus comienzos, Alejandro va aprendiendo y haciendo sólidas las bases del toreo. Tanto es así, que poco después es propuesto para tomar la alternativa, ya que es un novillero que sobresale en valentía, en arte, en aplomo en la plaza y, por fin, en la suerte suprema que da el estoque. Sus pies se han ido parando, y ha madurado mucho sobre la dirección en el ruedo.
Visita México, donde se hace muy querido por su demostrado valor, su estilo de la escuela de Fuentes, su simpatía…

Mientras, en España se le conocía por “el cabezón del Alvarado”, más por su ancho cuello que por su cabeza –según veo en las fotografías- , y esto es motivo de mucha sorna y desprestigio de manera directa e indirecta. En cambio, en México se le reconoce como un gran maestro, traído por Luis Mazzantini y muy valorado por Antonio Fuentes (ambos le han echado la ojeada seriamente).

Hay que reconocer, no obstante, que el público mexicano es sublimemente agradecido y se fija en las mejores habilidades, más que quejarse de los fallos y las malas tardes. Sabe perdonar y es tremendamente noble: ha entendido el toreo no como una rutina y entretenimiento españoles, sino como la puesta en escena de una lucha de valores y potencias. Es, por decirlo así, una sensibilidad de tipo más espiritual que circense o deportivo, sin denigrar la fiesta con todo su fervor y alegría.

Entonces, avalado por las críticas taurinas de esos años, cuyos originales están en la Biblioteca Nacional Digital, y accesible a cualquier persona, quiero hacer una evaluación y puesta en justicia del valor real de Alejandro como torero, como novillero, como banderillero, como persona que ha trabajado denodadamente para que se le conociera y respetase. Con ello quiero significar que, aunque haré algunas valoraciones y aproximaciones, en líneas generales, guardo la objetividad que da la prensa y las revistas especializadas de esos años.

En todo ello, también tengo presente que la “Asociación de la Prensa” ha ejercido un peso trascendental en el éxito y prestigio de los toreros, favoreciendo que subieran unos más que otros a la cumbre, sin querer yo restar méritos a los grandes maestros. Quiero decir; a Alejandro no se le ha tratado mal, en este sentido, pero tampoco se le ha hecho toda la justicia de la que fuera acreedor. Y a ello, ha de sumársele la influencia de los antiguos matadores famosos que, en muchos casos, compraron sus propias ganaderías e incluso se hicieron cargo de empresas y cosos taurinos por España y América. Éstos, también tenían hermanos, hijos y familiares a los que proteger y promocionar. Son los poderes fácticos de la tauromaquia de finales del XIX y principios del XX, donde Alejandro no podía contar más que con su “exceso de valentía” y agrado ante las personas influyentes para su carrera, ya que no procedía de ninguna tradición familiar torera.












martes, 2 de septiembre de 2014

Alvaradito (2ªparte)

AÑO 1895. El Aprendizaje y los Consejos.

Café cantante en Sevilla 1890

¿De dónde surge el arte?, no lo sabemos a ciencia cierta. Sí que el ambiente de la Sevilla de finales del XIX mostraba el contraste de la pobreza, el hambre y la enfermedad; ante las cuáles se evadían y se buscaban la vida gracias a la música y a los toros. Eso viviría Alejandro en su juventud.
A continuación, tenemos la primera referencia documental que aparece sobre sus actuaciones. Nos la provee la Revista semanal "El Enano", nº 43, de 11 de julio de 1895. 



MURCIA
7 de Julio de 1895
A las cinco en punto y bajo la presidencia del Sr. Figueras de Molinero, salieron las cuadrillas capitaneadas por los valientes diestros Francisco Cayuela "Rolo", y Alejandro Alvarado, "Alvaradito", ambos de Sevilla; después de cambiar la seda por el percal, se dio suelta al primero...

Segundo, del mismo pelo que e1 anterior, atendía por Remendao, tuerto del derecho; viendo el presidente que no quiere pelea con los de aupa, ordena sea fogueado, ejecutando la suerte Bonifa y Pepiñá con dos pares A la media vuelta y cierra Bonifa con uno al cuarteo. El toro que salió con un puntazo en el brazuelo, dado por un compañero, pide el público, con la venia del matador, que vaya al corral, á lo que no accede el presidente, puesto que son toros de deshecho y está en condiciones de lidia; el público grita y rompe las sillas, y el Sr. Piqueras no hace caso de los Ignorantes que piden injustamente lo que no debe ser; mientras tanto Alvaradito, que comprende que está cometiendo una pifia con no querer brindar, lo hace con traje lila y oro, se va al bicho al que pasa con uno natural, sufriendo un desarme; coge los trastos, y desde lejos, se le arranca el toro, y de poder a poder, deja una baja que hizo doblar al Morito y respirar al matador, que comprendió que todavía hay Providencia.
El toro, hecho un pillo queriendo carne.

Cuarto, negro, listón, ainado de pitones y bien puesto, se llama Corredor, algo burriciego; de Ballesteros, Migas y Torralba toma cuatro alfilerazos, catando al quite Bonifa; Alvarado, al ver las condiciones del toro intenta dar una larga A medio capote, el bicho hace por él, dándole un achuchón, rompiéndole la taleguilla; con precipitación y embarullamiento abanica al toro, hincándose de rodillas. Palmas.
Bonifa prende un par de lujo al cuarteo superior que le vale una ovación, el toro lo persigue y salta tras él al callejón.
Ya en el ruedo, Zurini cuelga medio par, y repite Bonifa con uno bueno. Alvarado, que encuentra a Corredor con facultades y desparramando la vista, lo pasa con uno cambiado, otro de pecho, siendo achuchado y tomando el olivo, cuatro con la izquierda y dos derecha, para un pinchazo trasero, varios pases, saliendo perseguido y desarmado, y otro pinchazo bueno tomando el olivo, y primer aviso; otro pinchazo en todo lo alto, otro bueno, y segundo aviso, rompiéndosele una pata al toro. Intenta el descabello y lo consigue al segundo golpe. El toro receloso y encogiéndose.


APRECIACIÓN

Alvaradito. Ya dije de este diestro que prodiga mucho la valentía queriéndolo hacer todo; para los toros criminales están los recursos de los matadores. Si asi no fuese, nada mis que veríamos matar toros nobles, y no aplaudiríamos la valentía do los diestros con toros guasones. Nada más que a la Providencia le achaco el que matara a su primero, A su segundo le debió trastear mucho mejor, pues condiciones tenia para ello, casi estoy por decir que. exceptuando el tercero, fué el mas claro de todo. Lo que es, que usted se embarulla, se azara, y no sabe por donde se anda; lástima que con esa valentía no tenga más vista y más aplomo ante la cara de los toros; tome mi consejo si es que quiere y creo no le pesará y llegará dia que sus buenas faenas sean aplaudidas de verdad por los públicos.
D. CAUTELA.

La alternativa al toreo era, por lo general, la vida agrícola y hacinada en los campos o en las ciudades masificadas. Aquí podemos ver una estampa propia del año en cuestión, lo que puede hacer pensar la necesidad y el deseo de huir como fuera de la miseria.

Los duros principios

A la vista de esta última apreciación del papelista “Cautela”, creo que realiza afirmaciones proféticas, que serán de gran ayuda, pues nada más le dice la verdad. Sobre el primer toro apostilla la palabra “Providencia”, y será cierto a lo largo de toda la vida de Alvarado, dado que, a pesar de todos los peligros y dificultades que vive, llegará a ser muy aplaudido y cumplir sus primeras ilusiones, aunque se quedara como un “torero de plata”. Si bien es cierto que trabajaría con muchos de los mejores toreros de la historia, y no lograra ser un primera línea, en cuanto al factor tiempo de torero, pocos le habrán ganado. Por dichos motivos, no es de extrañar que esto se debe únicamente a la “Providencia“. Es, por tanto, valiente, y lo quiere hacer él todo, es decir, torero de muchos recursos pese a la juventud. Por el contrario, es impaciente en terminar las faenas, por miedo a que se eternicen –aunque con lo que tiene enfrente se puede comprender dicha actitud-.



En la crónica taurina de la página 5 del Diario La Vanguardia de Barcelona, en el día 13 de septiembre de 1895, aparece el percance más antiguo del que hay referencia escrita, como lo más antiguo recogido en un diario de la prensa:

Corrida de toros
De los toreros que han lidiado los toros corridos después, ha sido cogido uno llamado Alejandro Alvarado (a) Alvaraito. He aquí el parte facultativo:
«Durante la lidia del tercer toro ha ingresado en esta enfermería el espada Alejandro Alvarado con una herida de unos 4 centímetros de extensión y tres de profundidad que le impide continuar lidiando.—Doctor Lacasa”


Alejandro era todavía un perfecto desconocido y su carácter expuesto y valiente le expondrá al miedo de la consecuencia más temida para un torero: que puedan acabar sus sueños, su profesión y su vida torera... sólo del posible fondo, el riesgo de ser muerto por un toro.

En un párrafo anterior al citado, aparece la referencia que le seguirá en su caminar profesional, respecto a las mujeres valientes que también serán grandes profesionales de este arte de torear:




Toreras
Se ha verificado esta tarde la corrida de toretes, á cargo de Angela y otras.
Estas toreras han estado muy bien al correr los becerrillos que han toreado, pero el espectáculo no ha agradado mucho al público, por más que algunos aficionados han aplaudido bastante.

Es un hecho valiente no sólo en cuanto al toreo, sino el valor de ser mujer y exponerse a todo tipo de comentarios e insidias. No obstante, siempre son centro de admiración y, con el tiempo, demostrarán que esta empresa “catalana” está llena de profesión y respeto al peligroso arte. Ángela Pagés será su capitana por muchos años.



El relato completo nos lo facilita la revista “El Enano” nº atrasado de 12/09/1895.


Ya conocen ustedes—de hoy el suceso, salen las Señoritas—cuyos pies beso, a lidiar dos becerros—de pocos meses con verónicas cambios—y volapíeses.
Después salen (y de éstos—no beso nada), Alvarado y Cervera—con su mesnada, á mostrar los arrojos—de entrambos pechos con toros de seguro—mucho más hechos- Curiosidad no falta—por ver el arte que se dice que en una—y en otra parte han mostrado esas niñas—tan hacendosas, se entiende que en las tauromáquicas cosas.
Como yo soy galante—con demasía, que ganen muchas palmas—me alegraría, mas como aficionado—por Dios no creo que utilidades traigan—para el toreo, pues me voy sospechando—que en estas Eras, ya que no señoritas,—sobran toreras-
Mas son las cuatro y media—y el edil saca el pañolillo blanco—de la casaca; conque si ustedes quieren—dejando ripios, empezaré la cosa—por sus principios. Diciendo ante todo que aunque estaba anunciado para alternar con Cervera José Palomar, por repentina indisposición de éste ha habido que sustituirle con Alvarado.
La empresa, con buen acuerdo, ha dividido el espectáculo en dos partes, por lo cual el paseo le han hecho solas las señoritas que son las encargadas de las dos primeras jornadas de la obra que tenemos el honor dé representar.

Primero
Que como ustedes saben pertenecía a la casta del Duque de Veragua, y se llama Diablito, y es jabonero, salpicado de atrás, grande, buen mozo, caidito de armas y mogón del derecho.
Después de algunas carreras, pasa el del Duque á entendérselas con Montalvo, el cual pone una buena vara y vuelca
Cervera, mete bien el percal y se adorna luego- Pica el Gallego, hace el quite el Alvarado y por confiarse mucho sale achuchado y derribado, recibiendo el puntazo en los glúteos. Por su pie va á la enfermería yo creo que con puntazo-
PALMAS Y PITOS
Lo que ha llenado por esta vez la plaza de bote en bote ha sido la curiosidad que había por saber lo que hubiera de cierto en las habilidades de que casi á diario nos hablaban los periódicos de provincias respecto al trabajo de la cuadrilla de las Señoritas toreras que ha andado todo el verano corriendo las principales plazas de España...





 Amigo de las toreras.

De manera que Alejandro se encuentra en su presentación en la corte de Madrid y, gran frustración supone el hecho de tener que abandonar herido la plaza, sin dar lugar a demostrar su potencial ante tantos espectadores. Ese mismo día y hora, se presentaban las Noyas, con muchas críticas y enemigos de la idea de que las mujeres salieran a un ruedo, que era cosa de hombres. De tal manera que quedan puestas en duda, por una parte, y luego lo visto, se acaba reconociendo que verdaderamente tienen unos recursos y un arte de grandísima calidad, siempre manteniendo las distancias con los “toreros de verdad”, con los que se llegará a comparar a estas jóvenes. Lo curioso de la historia es que son catalanas, y ya en esos años se empezaban a oir en su tierra manifestaciones escritas y opiniones en contra de la fiesta española: el toreo y el flamenqueo; dichos enemigos serán llamados más adelante los “civilizadores”.
No se le quedaría nada bien el cuerpo a Alvarado, no sólo por el profundo puntazo recibido, sino por el “coraje” de no comenzar su ansiada carrera hacia el éxito y el reconocimiento, o haberla empezado con tan mala pierna, o casi podría decirse que “de puro culo”.

El mismo evento es relatado por el número 1153 de la revista “El Toreo”, de fecha 13/09/1895.

En el siguiente año se resarcirá de esta mala tarde de accidente, también ante las Noyas, y en años posteriores se verá cómo llega brindar un toro a una de estas amigas toreras que estaban en el público, mostrando que, contrario a la corriente de esos años, él no estaba nada en desacuerdo -al parecer- con el hecho de que la mujer tenía su sitio en las plazas.