sábado, 20 de febrero de 2016

Encarnación Ruiz Ruíz, "Quica"



En la entrada al blog de fecha 22 de julio de 2014, a la que denominé “La Fiesta: de toreros, artistas y bañistas” hacía varias referencias, conforme iba realizado algunos hallazgos sobre la persona de Encarnación Ruiz. Y entonces,  encontré importante y reveladora información, aunque no quise hacer uso de ella, por resultar ella ser una persona muy conocida en Argentina (la “Señora Aschira”)
Cuando el pasado 17 de enero, recibo un mail de Bienvenida Muñoz, sobrina de Encarnación, quien se convierte en un puente humano de acercamiento de la Familia Alvarado con Quica, que es como se la conoce en el entorno familiar y de amigos.
Y así, hace unos días, el pasado domingo día 14 de febrero, recibo un mail y por la tarde llamo al teléfono de Madrid que se me indicaba, y… ¡una grandísima alegría y sorpresa! Se trataba de ella misma, que después de 47 años en Argentina, había regresado justo hacía cinco años.

 
Y no sólo esta alegría, sino que también me obsequia con unas fotos de dos cuadros de su propia casa, pintados por Antonio Mesa, además de muchas anécdotas de su carrera artística y su vida profesional: cantante lírica y después, en la televisión argentina, famosísima astróloga. También, por supuesto, de su vida personal  y familiar.
Ahora, con su alegría y positividad, me ha ofrecido la posibilidad de narrar algunos hechos de su vida.

La infancia de una artista
En su infancia viven en Granada, en la Carrera de San Cecilio. Un poco más arriba, vivía D. Manuel de Falla, quien a la postre, sería su padrino de confirmación. Gran amigo de la familia, que vivía con su hermana Carmen, y pasaban muchos apuros económicos y hambre incluso. En Granada se hacía la semana del plato único y una vez avisado D. Manuel por Encarnación, madre de Quica, diría el compositor: ¿más único todavía, hija?. En su honor y recuerdo, Quica siempre comenzaría sus actuaciones cantando la “Jota de Falla”. Su madre también era una mujer llena de alegría, y recuerda algunas anécdotas de cuando paseaba con ella, como el hablar sobre “la hermosura de los 15 años”, donde todas las mujeres lo recordaban de sí mismas con gran nostalgia, pero había una que decía su madre: “esta pobre, no ha tenido ni 15, ni 20, ni 25… haciendo reír a toda la reunión”… y es que era más bien fea.
Sus padres hablaban árabe, y su madre trabajaba en el hospital de los árabes de Granada. 

El pintor Antonio Mesa Alguacil (Granada, 1930 o Guadix 1941), pretendió a Quica en su juventud, pero los padres creyeron que merecía otra persona más acorde a sus méritos. He aquí un ejemplo de su amistad:

Gitanilla de la Alhambra.
En Barcelona actuaba como protagonista en el estreno de “Violetas imperiales”, donde interpretaba a la gitanilla de la historia. Mientras tanto, Luis Mariano hacía lo propio en París.
Con Pedro Otero (o Terol) actuó como soprano 1ª y realizó diversas giras. Entre las anécdotas más curiosas las que acaecieron por el norte de África, visitando importantes ciudades, donde gracias a saber que Quica nació en Alkázarquivir, se abrieron numerosas puertas en un país que era hostil a España y a los españoles en estos años.
          
                        ABC Madrid. 06/11/1952, página 32

De Madrid al “cielo” americano
Su primer contrato para América, se lo proporcionó un empresario de los años 60, se trataba del empresario argentino D. Ángel de Dolarea. Su espectáculo era llamado “Carretas de España”.
El inicio de diversas actuaciones llevaba una puesta en escena de una chica (Encarnación) que aparecía dentro de una jaula de oro y salía de ella comenzando a cantar desde allí.


Disco de 1963, gracias a los cuales, he dispuesto de mucha información que me sirvió de base para continuar tras su pista.


Recuerdos de Ángel Alvarado.
Datos confirmados por Quica. Mi padre me confirma que Rogelio era tío de mi abuela, es decir, un tío abuelo suyo. Tenía un hermano llamado Manolo, que a su vez tenía cuatro hijos (Amparo entre ellos), es el único tío por esta línea que recuerda Quica. Este Manuel estuvo en su día visitando Huelva y lo conocieron en la casa de la abuela mamá Carmen, la cual reñía con él por diversidad de caracteres y distintas manías de uno y otro.
Creemos que el padrino de boda de Rogelio fue Millán Astray, según se cuenta en nuestra familia de Huelva.
La casa de Madrid, en la calle General Pardiñas nº 40 era de los padres de Quica, el Comandante Rogelio Ruiz Fernández y su esposa Encarnación Fernández Ávila.  Estos tuvieron tres hijos, Encarnación, Rogelio y Francisco. Y hoy, en la calle Batalla del Salado de Madrid, vive Quica.
También sabía mi padre de una finca que resulta estar en Los Negrales y se llamaba “La Macarena” donde existió una granja de gallina, patos... como recordaba Ángel cuando hizo en Madrid el servicio militar.

El carácter de la genética
Por último, hablando de la genética de mi abuela Carmen Fernández Fernández y de su posible parecido con Encarnación. Mi recuerdo personal es de una mujer fuerte, inteligente y a la vez, sensible. Era poeta, tenía una memoria excepcional (números sobre todo, además de poesía), adivinaba la hora con exactitud....tenía una experiencia muy enriquecedora y dura de su paso por África, en las colonias españolas de Marruecos, en Fez....una mujer verdaderamente misteriosa. 

Quica pasó 47 años en Argentina, hasta que regresa hace ahora cinco años, por una decisión personal dada su difícil relación con sus hijas. En esos años, ha leído mucho, ha escrito diversos libros (infancia, astrología) y ha trabajado en la televisión pública argentina y la radio, haciendo diversos programas de astrología. Gracias a sus “cartas natales” pudo lograr mantenerse en un buen estado económico y ayudar a sus hijas a estudiar sus carreras.

Mujer muy alegre, de gran simpatía, muy querida en Argentina y a la que pedían contar chistes, y muchas veces verdes –aunque no estuvieran autorizados- porque la gente disfrutaba con su vocecilla y tono que llamaban de española, aunque quien la escucha hoy, piensa que es argentina. En definitiva, una mezcla de amabilidad, alegría y pasión que hacen de Quica una mujer misteriosa, y a la vez, dulce y amorosa.

Ella afirma de los argentinos: “son muy amorosos, son como niños, los quiero muchísimo”. Pero hay un asunto que no llevan nada bien en todo el centro y sur de América….la celebración de la “Hispanidad”. Mientras Quica se alegraba públicamente un 12 de octubre, algunos argentinos se llevaban un disgusto, al recordar que ese día de Fiesta no es en absoluto celebrado por ellos, sino más bien recordado como de la “barbarie española”…fue una anécdota que entre risas también me refería, el hecho de un evento que lo es para unos, puede resultar un desastre para otros.