jueves, 28 de diciembre de 2017

HISTORIA DE UN APELLIDO (3ª parte, Final)

Como no hay dos sin tres, y las trilogías suelen ser buenas, aquí os entrego el último resumen de los estudios familiares.... para vuestro disfrute y comienzo de un feliz año. 
Siento que está muy documentado y se hace un poco largo, pero no viene mal conocer los orígenes de las familias y poder ser conscientes del poco sentido que tienen nuestros propios prejuicios.


Alvarazado vinculado a Benacazón

En la obra de D. Manuel González Jiménez, llamada “La repoblación de la zona de Sevilla durante el siglo XIV”, podemos observar diversas páginas que hacen referencia a la creación, o más bien, la refundación de este pueblo. Me ha parecido de gran interés, dado que surgen algunos nombres y la nueva organización de dicha población una vez pasado el tiempo de la expulsión musulmana de Sevilla, que había tenido lugar en el siglo anterior.


La alquería de Benacazón fue dada en el repartimiento a doña Mayor Arias, pero posteriormente, figura a nombre de varios señores en el tiempo de su repoblación: En 1332 Ruy Fernández de Gibraleón y en 1335 Juan González de Belorado.

En 10 de noviembre de 1332, en Sanlúcar la Mayor, tiene lugar la carta puebla de Benacazón otorgada por Juan Martínez, quien ostenta el señorío de la sexta parte de la aldea, por compra de estas tierras y se le considera el repoblador del Aljarafe (Archivo de la Audiencia de Sevilla, legajo histórico 484, ff.89-96, con copias manuscritas de 1703 sobre otra de 1454). El mismo personaje es alcalde de la aduana de Sevilla[1].




También podemos observar en la Biblioteca Digital de la Real Academia de la Historia: General Escritura de trueque de varias tierras, en Sevilla, otorgada por Alvar Martínez, alcalde de la aduana de Sevilla, y... (1323.03.30 (1361). Este Alvar podría ser el mismo Juan Martínez, un hermano de él o algún familiar, que participa de las reparticiones de Sevilla en el Aljarafe, siendo también alcalde de aduana. Cabe la posibilidad de que cediera su nombre al apellido compuesto de Martínez-Alvarazado, como otra de las múltiples combinaciones del origen.

Al respecto de Juan Martínez, Collantes de Terán referirá respecto a sus investigaciones en un artículo, su destacada relevancia a finales del siglo XIV[2]

Tanto los apellidos de algunos de los primeros pobladores, Martín y Martínez, así como el primer señorío compartido de Benacazón por Juan Martínez, pueden tener ilación con el estudio que estoy llevando a cabo. Por otra parte, y como cité, el otro alcalde de aduanas Alvar Martínez, puede dar como continuidad a un Martínez Alvar- con alguna partícula añadida, o sencillamente que hubieran emparentado con los de Albo. La aparición de Albarazado puede también ser consecuencia del sobrenombre que se añade por una circunstancia adicional en la que vuelvo a insistir (Albarraz es una enfermedad similar a la lepra en el Diccionario de la Edad Media, en el siglo XV, que es cuando puede haber surgido en este concreto caso).

De esta manera, insisto en que Juan Martínez, uno de los señores de Benacazón, pudo adquirir la lepra tuberculoide y, por dicho motivo, añadirse un segundo apellido descriptivo de la persona: Alvarazado (al-baras + azo/ado como asemejado a, o afectado por la enfermedad), o bien, insisto, tenía familiaridad con los de Albo, quienes pudieron llevar este nombre por esta patología. O en otra instancia, haber construido un muro, fortín o separación entre tierras con elementos resistentes de piedra, sin argamasa,  o de alguna construcción similar.


¿Quién era Juan Martínez en el Aljarafe sevillano?

A propósito de la población de Espechilla [3] se vislumbra el origen de la distribución particular de las tierras andaluzas, por medio de las heredades y señoríos [4]

En relación a la fundación de Torre de las Arcas[5], parecen resurgir los mismos personajes y protagonistas de todas las historias en las últimas décadas, con un aparente bucle alrededor del nombre Juan Martínez, que aunque parezca sencillo, será destacado en el Aljarafe sevillano[6]

Con referencia a los oficios de la época tenemos que el Aljarafe es zona privilegiada en carnes y por ende, en pieles. Por otra parte está la abundancia de olivares y de pinares, con lo que se configura como espacio para la producción energética del carbón, una incipiente industria que se desarrolló a lo largo de siglos en Benacazón. Por lo tanto, no es de extrañar que nuestra familia ancestral tuviera relación con la producción cárnica y con la del carbón, tanto es así como que en la emigración que se produjo hacia Triana en el siglo XIX, el oficio que se fue heredando era el de carbonero. 



De alguna de estas líneas, bien por proximidad geográfica (siempre en Sevilla y poblaciones cercanas) o por expansión en las tierras de antiguas herencias, aparecen en Benacazón  algunos vestigios documentales alusivos al apellido Alvarazado. Se trata del padrón de cuantías de 1538, que es la declaración previa que se hacía a la hacienda pública sobre los bienes por los que se debía tributar (bienes muebles y raíces de los pecheros). En este caso, se observan los registros de Diego Martín Albarazado y de Alonso Martín Albarazado

El “Martín” también puede querer significar “Martínez”, aunque parece que en los registros eclesiásticos posteriores de Benacazón el “Martín” se va perdiendo o confundiendo como si de un segundo nombre de pila se tratase. ¿Estaremos hablando de los hermanos pobres del jurado Juan Martínez, hijos del primer jurado y nietos del famoso carnicero? ¿serían en otro caso primos? ¿O el apellido estaba indicando una condición social o racial de su origen? Yo me inclino hacia lo primero, aunque sin declinar de lo segundo, dado por su probable origen judío antes citado.

Después de los padrones de cuantías de 1538, donde se evidencian dos ramas principales de los Martín Alvarazado (Alonso y Diego), se van bifurcando esas dos primeras líneas más evidentes que proceden –estimativamente- de la misma raíz. Habrá una constante en la inscripción del apellido: un Martín que aparece sólo, después confundido con un segundo nombre de pila y, por último, que desaparece al igual que el Alvarazado, simplificándose el apellido en el que figura en los libros oficiales de apellidos de la época, el actual Alvarado. Más adelante se argumentará debidamente.


La transcripción de partidas de Benacazón (1572 a 1858)



Una de las medidas más importantes a aplicar en la Iglesia Católica, fruto del Concilio Ecuménico de Trento, finalizado en 1563, fue la creación de los Archivos Parroquiales. Gracias a ellos y a la buena conservación de numerosísimas Iglesias, pueden llegar a nosotros –no sin un importante esfuerzo de búsqueda e interpretación- elementos que conforman los árboles genealógicos.

El caso de Benacazón resulta extraordinariamente interesante, en cuanto que nos provee de numerosísima documentación bien conservada y con códigos guía por nombre de bautismo, que fueron elaborados posteriormente a los registros iniciales.

No obstante, el registrador ha utilizado un tipo de letra más difícilmente legible para una persona nobel como yo en el arte de interpretar de entre las distintos tipos de letra gótica: la cursiva y, de manera especial, la cortesana (o precortesana) e incluso, la procesal, como una derivación a la que el tiempo nos conduciría.

Trataré a continuación de aproximarme a la correcta traducción de lo que se decía o se pretendía hacer constar, dados el contexto y el acto del que se daba fe. Se producirán diversas notas que no procederán, dado que no llego a comprender las palabras concretas, y en estos casos, anoto un interrogante.



Los dos primeros registros bautismales encontrados (que probablemente, no han de ser los únicos) recogen el Libro primero de bautismos (Baptismos) y casamientos de la parroquia de Benacazón, que contiene las partidas desde la fecha 30 de julio de 1570 hasta el 8 de abril de 1588.

1572 Pedro Martín Alvarazado García, hijo de Alonso Martín Alvarazado y de Isabel García.

1575 Alonso Martín Alvarazado González, hijo de Diego Martín Alvarazado y de Leonor González



Más adelante, en una búsqueda página a página, dado que no se disponía aún de guías por nombre en los libros, encuentro la siguientes documentación:

1599 Francisca Martín Alvarazado García, hija de Diego Martín Alvarazado y de Juana García

1600 Alonso Martín Alvarazado y Beatriz de Torres. Casamiento: desposorio y velación

1619 Antonio y Ana Alvarado, hijos de Hernando Félix de Alvarado natural de Sanlúcar la Mayor. El origen justifica que esta línea es distinta del resto y que dicho apellido era aún extraño en Benacazón, aunque no hoy día.

1650 Pedro Martín Albarazado Guerra, hijo de Joan Martín Albarazado y de Ana Guerra.

1672 Joan Sánchez Albarrazado María, hijo de Bartolomé Sánchez Albarrazado y de su mujer Ana María.

1674 Leonor Martín Albarrazado López, hija de Diego Martín Albarrazado y de su mujer María López.

1677 Pedro Sánchez Albaraçado María, hijo de Bartolomé Sánchez Albaraçado y de Ana María.

1680. Isabel Martín Albarazado González, hija legítima de Pedro Martín Albarazado y Isabel González, fueron sus padrinos Juan Martín Albarazado e Isabel Fernández









                 






















El jóven apellido de 268 años


Entre 1682 y 1749 se produce el fenómeno de metamorfosis del Apellido familiar, pasando de Martín Alvarazado a sólo Martín y, posteriormente, a Martín como segundo nombre y seguido ya de Alvarado

Los libros implicados son desde el sexto de Bautismos hasta el décimo, así como el quinto de Matrimonios. Estas casi siete décadas dieron como conclusión un apellido “verificado” por los libros de la época, ya que era casi inédito el antiquísimo Alvarazado. 



                 


1682. Ana Martín Albarazado González, hija legítima de Pedro Martín Albarazado y Isabel González.

1687. Pedro Martín González, hijo legítimo de Pedro Martín y de Isabel González

1691. Luis Martín González, hijo legítimo de Pedro Martín y de Isabel González.

Los últimos Alvarazado conocidos y de noble estirpe, resultan ser religiosos y haber finalizado su lógica herencia genética con su fallecimiento en 1647, y su enterramiento en la propia Catedral de Sevilla, previa petición de hidalguía a la Chancillería de Granada, vinculado a la raza. 

Ya éstos, contaban con el apellido Varela y Dávila como previos al de Alvarazado. Por lo tanto, el último reducto con cierto linaje o abolengo se termina en Sevilla, y se desconoce en el resto del país.

Otra cuestión es que, próximo a 1750, ya se manejaban nuevos términos que se relacionaban con América, en cuanto al sistema de castas colonial y sistema de castas indiano.

Y todo esto, que sería réplica clara en la España del XVIII, era un mal augurio el término albarazado, surgido de la mezcla de las razas americanas  jíbaro con mulata (Navarro García, Luis (1989). El sistema de castas. Historia general de España y América: los primeros Borbones. Ediciones Rialp. p. 254)

A mi juicio, este ha sido el motivo determinante que hace inclinarse al párroco o cura registrador por utilizar un apellido menos "discriminante", dada la susceptibilidad que la raza causaba, y habiéndose superado los siglos anteriores de repudio a lo árabe y lo judío, con la búsqueda de “la Blanca de la Carne” (no sólo como ahorro de impuestos en las compras, sino por la cuestión de origen) y todos los sufrimientos generados para demostrar una incomprensible “raza pura” o hidalguía. 

Baste con plantear este problema a las familias para que viesen con buenos ojos la conversión del apellido, en esta histórica ocasión y escapando del rechazo social. 


Veamos el elenco de datos de los registros de Benacazón:

1726. Pedro Martín Rodríguez, hijo de Luis Martín y de Cathalina Rodríguez.


1749. Desposorio. Pedro Martín Alvarado, hijo de Luis Martín Alvarado, y de Cathalina de la Cruz, con Josepha de Bargas, hija legítima de Pedro de Bargas, difunto, y de María Romero.

Finalmente, en 1749 se clausuran los prejuicios hacia nuestro antiguo apellido, pasando a denominarse hasta la fecha de hoy como Alvarado, teoría que nada tiene que ver con los conocidos estudios de linajes que portan este apellido. 



Por ello, lo que hemos hecho es una investigación documental 
directa, cuyos resultados son absolutamente distintos a lo que hasta la fecha existían, y como cualquier estudio de este tipo, con una interpretación siempre discutible.

1756. Joseph Antonio Alvarado de Bargas, hijo legítimo de Pedro Martín Alvarado y Josepha de Bargas (Juan es hermano de Pedro)

1784. Juana María Josepha Alvarado Franco, hija legítima de Joseph Alvarado y de su mujer María Franco: nieta paterna de Pedro Alvarado y de María de Bargas, y materna de Bernabé Franco y Juana de Torres




1808. Pedro Alvarado Franco. Página 174 Libro de Matrimonios nº 6  Nº 332. Desposorio y velación. Pedro Alvarado con Catalina Escudero. hicieron verdadero y válido matrimonio a Pedro Alvarado, viudo de María Limón, e hijo de José y de María Franco, juntamente con Catalina Escudero , hija de Bartolomé y de Juana Pérez, todos naturales y vecinos de esta Villa

Otros hermanos de Pedro Alvarado Franco: 

Bautismos: Juan Francisco Alvarado Franco: 09/12/1777, nació 08/12/1777 pg. 91; 
María Josefa Alvarado Franco: 02/11/1779 nació. Pg. 111 Libro.



1809. José María Alvarado Escudero.  Página 258 Libro de Bautismos nº 12 Nº 1019. Bautismo José María.

…bauticé solemnemente a José María de los Dolores, que nació día veinte y dos de dicho mes, Hijo de Pedro Alvarado y Catalina Escudero, Abuelos paternos José Alvarado y María Franco, abuelos maternos Bartolomé Escudero y Juana Pérez




1827. Josef Alvarado Escudero. Página 26 Libro Matrimonios nº 8 Nº 89. Desposorio y velación de Josef Alvarado con Josefa Franco.

…legítimo matrimonio a Josef Alvarado, hijo de Pedro Alvarado y de Catalina Escudero, con Josefa Franco, hija de Josef Franco y de Luisa Fernández

1837. Pedro Alvarado Franco. Página 202 Libro Bautismo nº 14 Nº 1098. Bautismo de Pedro Alvarado Franco.

…baptizé solemnemente a Pedro Joaquín Josef Mª de las Nieves, … hijo legítimo de Josef Alvarado y Josefa Franco. Abuelos paternos Pedro Alvarado y Catalina Escudero, abuelos maternos Josef Franco y Luisa Fernández, fueron sus padrinos Pedro Martín y María Sánchez.



1858. Pedro Alvarado Franco. Página 87 Libro Matrimonios nº6 Nº 165. Desposorio de Pedro Alvarado con Juana Martín.

…desposé por palabras de presentes que hicieron verdadero y legítimo matrimonio a Pedro Alvarado de veinte y un año de ejercicio carbonero, hijo de José Alvarado de ejercicio del campo y de Josefa Franco, con Juana Martín  de veinte y un años, los dos de estado solteros, hija de Antonio Martín de ejercicio del campo y de María León

1899. Manuel Alvarado Real de Rivera. Libro 103, folio 90, número 277, Bautismo,  Parroquia Señora Santa Ana de Sevilla.

… hijo de Manuel Alvarado de ocupación jornalero y de Francisca Real de Rivera, casados en esta Parroquia. Abuelos paternos Pedro y Juana Martín, maternos Francisco y Isabel Serrano, naturales de Alhama de Murcia, los abuelos paternos naturales de Benacazón, los padres de Sevilla. Se le puso por nombre Manuel de la Santísima Trinidad


Y los Alvarado que siguen.... ya los conocéis. 





[1] También existía un funcionario de Almojarifazgo, que con la denominación de Alcalde de la Aduana se ocupaba de vigilar las importaciones o exportaciones por conducto marítimo.
La Blanca de la Carne, páginas 69 y 70.
[2] …Con todo, el personaje que más destacó en el cambio de siglo fue el veinticuatro Juan Martínez, que además era armador de las flotas reales. Fue mayordomo en al menos dos ocasiones (1383-1384, 1384-1385), y cuando Enrique III destituyó a los miembros del concejo sevillano en 1402, y nombró que se podría denominar, en la terminología actual, una gestora,  designó para ocupar el cargo de mayordomo, en el que estuvo cinco años 23.
Además, fue recaudador de imposiciones y repartimientos para financiar operaciones militares, etc. Todos estos datos parecen dar a entender que el comportamiento de la aristocracia sevillana no fue uniforme, y que dentro de la misma se configuró un grupo que se vinculó a las actividades financieras relacionadas con las haciendas real y municipal, mientras que el resto se limitaba a su condición de propietarios de tierras.
23 Esta gestora se mantuvo hasta la muerte del monarca, momento en que el regente, don Fernando, decidió reinstaurar el concejo en 1407.
La Élite Financiera en la Sevilla Bajomedieval: Los mayordomos del Concejo. Por Antonio Collantes de Terán Sánchez (Universidad de Sevilla) Páginas 9 y 10 Revista d'Historia Medieval 11, pp. 13-39

[3] González Jiménez, Manuel, opus cit. Pags.425 y 426
[4] Hacia 1324-1320 se inició un proceso de concentración de la propiedad de la tierra, que afectó sólo a un sector de la heredad, en el que participaron Juan Martínez, alcalde de la aduana de Sevilla;
[5] González Jiménez, Manuel, opus cit. Pags.427 y 429
¿             
¿Quién era este Juan Martínez? El texto sólo dice de él que era «vecino de Sevilla en el barrio de Francos, a la collación de Santa María». Es probable que se trate del mismo que en años anteriores adquirió Espechilla e inició la repoblación de la aldea, dado que éste era también vecino de la misma calle y collación, según consta en los documentos referentes a la compra de la citada aldea “.


HISTORIA DE UN APELLIDO (2ª parte)


La presencia y orígenes en Sevilla [1] 




ALBALIA. Su posible origen hispano en Mérida, puede darnos los parámetros para estimar una traducción arabista como “la antigua” y su vinculación a la alcazaba de esta ciudad, que es la más añeja de la Península Ibérica. Albelia sería un claro apellido judío transmitido a las posteriores generaciones.

Ante la visita del museo de la Sinagoga del Tránsito de Toledo, pude hacer lectura y anotación del desarrollo del pueblo hebreo en España, y de manera especial, en Al-Andalus.

Sevilla constituía en el siglo XI una ciudad en la que convivían las tres culturas principales de la España bajo-medieval. De manera especial, en el preponderante mundo musulmán de estos tiempos, subsistía con gran estima el pueblo judío sefardí. En numerosas ocasiones, los apellidos tomaban una raíz árabe, considerando una traducción descifrable para el pueblo dominante, como ocurrirá con el apellido Albalia, a modo de arabización de un origen hebreo.

En este contexto sevillano, desarrolla su trabajo Rabí Isaac Ben Baruch Albalia, que nació en Córdoba en 1035 y muere en Granada en 1094. Será el gran elegido por el rey moro al-Mu'tamid, de los banu Abbad.  Isaac fue un gran maestro talmudista, astrónomo, matemático y nasí de la taifa sevillana. Se le considera uno de los cinco talmudistas de la generación de Ibn Gayyat (Libro de la Tradición de Ben David).

Ser astrónomo andalusí suponía uno de los mayores prestigios sociales, siendo protegidos y dignificados por los gobernantes, que tenían en gran cuenta los horóscopos. La lectura de las estrellas presagiaba el futuro, buscando entre ellas los mejores campos de batalla y la fecha adecuada para la victoria.

Su hijo Baruch Albalia, nacido en Sevilla, será también uno de sus destacados discípulos, y el apellido o su derivación parece haber permanecido en IshbiliyaDe tal manera, que se considerará a un numeroso catálogo de conversos de Sevilla, como jurados, administradores de la corona y titulares de puestos de gran confianza y consecuente poder económico dado por el comercio y las finanzas.

Y como algunos investigadores indicaban, el apellido originario parece situarse en un entorno converso del siglo XVI que, por las profesiones ejercidas, se debe entender más bien judío. El apellido Alvarazado, no aparece en los padrones de la época. Probablemente, ha sido una de las causas por las que algunas de sus variantes situaban a “Albarazado”, “Alvarazado”, “Albarrazado” e incluso “Alvaraçado”, como un segundo apellido, dando prioridad a otro más Castellano y de posible origen hidalgo. Por otra parte, el Cardenal Cisneros obligó en el siglo XV a hacer hereditarios los apellidos en los libros parroquiales, época en la que comienzan a consolidarse como tales. Cierto es que podría ser tomado de la madre, del padre, de alguno de los abuelos, etc., como veremos a lo largo de este estudio.

No hemos de desdeñar tampoco su posible origen árabe, como en su transcripción siguiente:

البارادو

(Alvarado en árabe: Albaradu)

الباراسادو

(Alvarazado, Albarrazado,  en árabe: Albarasadu)

El albarazado (albaráṣ < baraṣ), se trata de un préstamo lingüístico, según Corominas, que se identifica  en el siglo XIII y, por su clasificación temática, está dentro de la familia de las palabras vinculadas a la decoración: acicalar, alazán, albarazado, albayalde, carmesí, añil, aloque, almagre, azofar, arrabá, azulejo, almocárabe, cenefa. Se trataría de un elemento cuyo adjetivo expresa estar manchado de blanco o bien de otro color.

Aproximación a un árbol genealógico sevillano


Tras el asedio sufrido por los judíos de Sevilla en junio de 1391, intervino el llegado rey Enrique III que disminuyó las persecuciones promulgando varios Edictos contra la violencia antisemita, que había sido muy cruda en todo el reino. De tal manera que los consideraba sus súbditos porque para la corona eran una buena fuente de riqueza, dado que el impuesto especial que pagaban iba directamente a las arcas regias.  Uno de ellos era el instaurado por Juan I de Castilla, para ser protegidos por sus monteros, a cambio de 12 maravedíes por Torá.

Respecto a lo dicho y subsiguiente origen en el Aljarafe sevillano, quiero destacar la aparición del que reconozco como primer patriarca de toda la estirpe Alvarado, que recibirá derechos especiales sobre la población de Benacazón, con un tercio de su señorío[2]

Y entre otras posibilidades, por ser hombres de negocio, traperos u otras profesiones del comercio, se ofrecen otras alternativas, que creo se alejan algo del planteamiento que trato de argumentar pero que plantean cuál era el poder que ejercían estas personas[3]



Evidencias del origen




Y comienzo con las referencias concretas a las evidencias que pretendo desentrañar, con un mercader de la carnicería:

Juan Martín Alvarazado, de San Juan (vecino de esa collación desde 1489), realiza una compra de carneros el 10/03/1495, documento de mercadería que queda recogido en su fecha.

El comercio de la carne y de pieles de Sevilla, era de los más importantes de España por estos años. Este Juan pudiera parecer por entonces un sencillo mercader, y es muy probable que se trate del mismo comerciante de carnes (pieles) y carnicero de Sevilla llamado Juan Martínez Alvarazado. Ello se deduce de sus compras, entre 1489 y 1490, junto a su mujer (Leonor Martín, Martínez una vez viuda en torno a 1504), de unas casas en la Collación de San Juan, calle Piernas (llamada así por los fragmentos de alguna antigua estatua romana de grandes dimensiones)[4].

Así, tuvo posibilidad antes de su muerte actuar como benefactor en las causas religiosas, en la construcción y aprovisionamiento a los conventos y templos cristianos. Era una manera de conseguir favores, gozar de buen nombre y verse involucrado en proyectos junto a sus conciudadanos, máxime cuando no debía quedar en duda su cristiana procedencia, aunque el origen fuera realmente judío. El Monasterio de San Clemente tenía excepcional importancia, dado que fue el primero construido en la reconquista por Fernando III el Santo, en el día de san Clemente de 1248. En 1284 se inició su actividad monástica por las religiosas del Císter, y con la protección de Alfonso X el Sabio, el obispo Don Remondo y el beneplácito de la ciudad. Reino, Iglesia y Ciudad se hacían padrinos de este significativo proyecto, el cual precisaría de futuras actuaciones de mantenimiento, en su fase de consolidación y, para lo cual, el mismo papa se hacía garante que cedía diversos privilegios a sus protectores[5]. Así, el papa español Alejandro VI (1492-1503) dio la primera bula a instancias de doña Catalina de Ribera para este Hospital dedicado a la “cura de mujeres”. 

El gremio de carniceros era, curiosamente, de los mejor considerados económicamente, probablemente por la protección de Mayi Abencemerro, un judío de las alcabalas, poseedor de tierras y arrendador a dichos carniceros, quienes tendrían mucho que agradecerle, como a un verdadero señor feudal.  Y podemos aclarar que, conforme al DRAE (edición 22, año 2001), esta palabra alqabála proviene del árabe hispánico. Se trata del impuesto más importante del Antiguo Régimen en la Corona de Castilla, que grababa el volumen de las ventas y era el que más ingresos producía a la hacienda real. En versiones precedentes (de 1956 a 1991) se especificaba que el significado en idioma árabe era el contrato, el impuesto concertado con el fisco.





Juan Martínez Alvarazado, era un jurado de Sevilla –o se convierte en tal, con el oportuno padrinazgo de algún poderoso judío-, marido de Juana Martínez, hija de Antonio Martín (ez). Bien puede tratarse del hijo del carnicero, anteriormente citado, y podemos considerarlo Juan II, como primer jurado y adelantado de la estirpe[6].





Como vivía con el adelantado, era caballero de gracia del rey. Esto significa que en su persona se reconoce a un alto dignatario de Castilla que, por mandato, cuenta y designio real, llevaba a cabo o adelante una empresa jurídica militar y civil. Y como fiel reflejo del derecho romano, define a esta persona de confianza, haciéndolo homólogo al prefecto romano. Se le asignaba y daba poderes sobre una jurisdicción nominada adelantamiento y su rango de dignidad era análogo al del almirante antiguo. En la evolución de este fenómeno hoy tendríamos a un apoderado de realeza, encargo fundado en la lealtad y en las cualidades personales con una encomienda de naturaleza temporal indefinida.


                                                               La expulsión de los judíos de Sevilla (Joaquín Turina y Areal, 1847-1903)

En el año 1506 dio visto bueno a trigo del comercio internacional, gestionado por el mercader Bernardo Grimaldi, y como diputado del Cabildo junto al jurado Alcaraz. Entre otros actos jurídicos y notariales se hallan su testamento de 1507 (año con muchas muertes por la peste). Por lo tanto, se observa la pertenencia a un entorno converso de profesiones y estatus propios de los judíos mejor situados (arrendadores, comerciantes, prestamistas, inversores, recaudadores, etc).

Como ya era rico antes de casarse, invirtió su dinero en alcabalas (arrendaba el diezmo de los menudos y del pan), así como compra de casas y terrenos. De hecho, en 1517 la ciudad de Sevilla sostenía pleito con él, mediante probanza (citando como apellido Albarrazado, en esta ocasión), por las tierras de los Viznagales[7].



En 1520 hubo un gran altercado por la sublevación de los comuneros o pueblo llano (gente del común de la Baja Edad Media), dado por el sentir popular de abusos de la Corona en los precios que pedían por los alimentos más básicos, añadiéndole la extrema escasez y la hambruna que se produjo en estos años en los que éstos llegaron a amotinarse y sacar el trigo de la casa del jurado (en el libro que narra dicha disputa, se citaba: “en casa de un alvarazado”, y debiera significar uno de los jurados de una dinastía con este apellido, en la que su padre aún vivía y el abuelo no hacía muchos años había fallecido, aunque este último era el carnicero)[8].

El texto, en concreto, relata un capítulo de las revueltas o alborotos llamado la de "El Pendón Verde", tomado a los moros en la conquista por Alfonso X y que se custodiaba en la parroquia de Omnium Sanctorum (hoy en la Catedral). Se iniciaba en el Barrio de la Feria el 8 de marzo de 1521, tomando grandes proporciones y siendo una seria amenaza para toda la población. El origen era una rebelión ante la extrema escasez de alimentos, que casi no llegaban a los más pobres, sobre todo el pan, que se había encarecido. En contraste, la opulencia que vive la nobleza sevillana, el lujo y las buenas viandas en las mesas, sólo para una parte de la población. Para el resto era privación y miseria, lo que les llevó a alzarse (9)

Entre sus hijos Juan III o Juan Martínez Alvarazado, jurado también, y casado con Mencía de Ávila[10]. Se consideraban familias judeoconversas que procuraban limpiar su sangre con buenas obras de construcción de iglesias y pago de impuestos.

Entre 1542 y 1545, la actividad comercial por una parte, y las transacciones económicas y de préstamos, parecían incesantes en esta ciudad sevillana. Uno de los hijos de Juan y Mencía, fue casado con otra familia de abolengo de Sevilla: se trataba de Isabel, hija de Isabel de Alfaro y de Juan Varela de Salamanca, quien a su vez era jurado de Sevilla y compañero de Juan Martínez en diversas actuaciones hacia la ciudad, como la construcción del Hospital de las “cinco llagas”. El afortunado varón sería Pedro de Ávila (Martínez Alvarazado y García de Ávila son los apellidos de sus padres), fundando un linaje de juraduría[11].

El consuegro Juan Varela, ejercía el nuevo oficio de impresor como un empresario de las nuevas tecnologías del siglo XVI, un visionario y un emprendedor, entre artesano e industrial, proyectando la cultura a una sociedad que venía del más profundo oscurantismo que pasará del escribano amanuense a la máquina tipográfica. Juan Martínez y Juan Varela eran compañeros en la gobernanza de Sevilla, amén de sus propios negocios, y testimonio de sus actuaciones queda reflejado en su firma para las obras del Hospital de las Cinco Llagas, o de la Sangre[12]. Hoy es la sede del Parlamento de Andalucía, cuestión que vuelve recurrente a la antigua participación política de la ciudadanía.

Y lo susodicho de la gestión del trigo en la alhóndiga de la ciudad en las que Alvarazado contaba con poderes, de almacenamiento y comercio del grano, finalidad de propia de este edificio y que, ya hubo suscitado los nombrados altercados de 1520. Se trataba de una necesidad, mediante el negocio y el comercio internacional, como la traída de trigo desde el reino de Sicilia. Este reino era entonces un territorio perteneciente al Reino de Aragón y bajo el Imperio del rey Carlos I desde 1516, quién había publicado un edicto contra los comuneros en febrero de 1521. Por lo tanto, el temor que provocara aquella revuelta, con graves altercados en Sevilla y en la propia casa de Juan Martínez,  no tenía ya lugar, ya que los nobles se habían adherido a la voluntad del Emperador y éste, en las Cortes de Valladolid de 1523 configura de manera distinta el reino con cambios organizativos que evitarían este tipo de revoluciones[13]

El jurado Juan Martínez Alvarazado en 1546 y Alonso Dávila (otro de sus hijos, que tomaba el apellido de la familia de la madre, en este caso, como era también costumbre y aunque sus hermanos llevaran el mismo u otro apellido distinto del padre), documentan una deuda por la compra de novillos cuatreños[14].

El primero, vuelve a registrarla en 1549, en el mismo concepto. Está documentado que en 1552 era “receptor del servicio ordinario y extraordinario de Sevilla”, es decir, un recaudador de un impuestos de la Corona de Castilla, para la nobleza de la población, que compensaba el pago de servicio de lanzas, como recuerdo de sus obligaciones militares medievales.

Este impuesto se pagaba en proporción a la riqueza, medida en propiedades que una persona poseía. Tiene su origen en los últimos tiempos de la Edad Media, a partir del siglo XIII, cuando la urgencia de la monarquía en cubrir las crecientes necesidades económicas de las empresas militares de la última fase de la Reconquista y los enfrentamientos con el reino Nazarí de Granada, sobrepasaron las anteriores estructuras de las huestes feudales, al tiempo que aumentaba la influencia política de las ciudades con voto en las Cortes.




Cedió su juraduría a su hijo Bartolomé (Martínez) de Ávila en 1553 y muere en 1561, dejando muchos bienes. En 1555, con ocasión de no ser ya jurado, y junto a sus hijos Pedro y Bartolomé,  habría hecho diversos negocios con banqueros alemanes para invertir  en la compra de telas (fustanes blancos, prietos y pardos) y de azogue (seis quintales), esto es, seiscientos kilogramos, seguramente para el negocio de la Américas en Méjico y Perú, mediante el proceso alquimista de purificar el oro y la plata y desplazar los metales menos nobles, dando solidez a las piezas de los preciados metales[15].

Igualmente, en 1556, compran cuatro piezas de lienzos de presilla bravantes. Estos negocios son prolongados hasta al menos el año 1560 (citado el mismo Juan,  pero AlvarraÇado).

La cedilla “ç” que se utiliza hasta el siglo XVIII es la otra manera de hacer referencia a la “z”, la zeta con copete visigótica como herencia de la escritura antigua.
Los fustanes son telas gruesas de algodón, con pelo por una de sus caras. Los lienzos de presilla bravantes son una tela de lino fabricada en la antigua región de Brabante -actualmente repartida entre Bélgica y los Países Bajos- y que estaba destinada a la exportación, especialmente a España.

Pasamos a comentar varias referencias del libro que recoge estos eventos, llamado Oberdeutsche Kaufleute in Sevilla und Cadiz (1525-1560),  editado por Hermann Kellenbenz, Rolf Walter[16].
En dicha publicación se cita el resumen de los principales sucesos financieros de los banqueros españoles, de Toledo y también de Sevilla, y el estado de bancarrota al que llegaron. Figura el “factor” alemán Rayser, como persona de confianza y solvencia, mediador de las transacciones y metales preciosos de las Américas[17].

El negocio de traperos, se ponía de manifiesto en esta empresa familiar de Juan con sus hijos y con su yerno, de familia honorable de Sevilla, como son los de Ribera, siendo muy probablemente sobrino de Don Fadrique[18].

Pero esta actividad o mercado de telas para barcos o para ropa, se asociaba también con el mercurio utilizado en la fabricación del oro y otros metales preciosos.

Por lo tanto, el factor es un personaje de extraordinaria importancia en una ciudad o reino, ya que representa al poder económico de los Fugger, que en Sevilla se les llamaba los señores Fúcares. Explotaban la plata de Guadalcanal y el mercurio de Almadén, para la amalgama de los metales preciosos[19].

Por lo tanto, contaban con el beneplácito de los funcionarios de la Casa de la Contratación de Sevilla y, por su condición de adinerado, era un ideal prestamista al cual acudía asiduamente la familia Martínez Alvarazado[20].

Otro de sus hijos, llamado Juan Martínez Alvarazado, fue canónico, y portó la clausura, en esta línea, del curioso apellido que sus hermanos transmitirían como de Ávila o Martínez de Ávila. Los Dávila fueron reconocidos mercaderes traperos en Sevilla, otra profesión típica de tradición judeoconversa y de hombres de gran riqueza.

En 1615, la hija única de Bartolomé Martínez de Ávila, jurado de Sevilla, y su esposa Isabel de Alfaro Herber (hija de Juan Varela de Salamanca y de Isabel de Alfaro; y el Herber que portaba era nombre de antigua familia banquera de Sevilla, quebrada en torno a 1590), nacida en 1597 y con el nombre de Isabel de Ávila Bohorques y Alfaro, se casará con Diego de Zuleta Ordiales de Reales, en segundas nupcias de él, y en 1616 en la parroquia de San Miguel Arcángel, pasando a ser Señora de Heredamientos y Mayorazgos de los Corchuelos Alto y Bajo del termino de Utrera. De entre los celebrantes de bautismos y matrimonios, diversos abogados de la Santa Inquisición.

Gaspar de Avila Alvarazado, jurado de Sevilla, y María de Torres (primeros señores de los Corchuelos y vecinos de la collación de San Pedro), tíos abuelos de Isabel de Ávila serán sus padrinos en San Lorenzo (1597). Bartolomé era sobrino de este Gaspar y, por vía de donación, el 16 de septiembre de 1651, fundó en Sevilla a favor suyo, ante Gaspar de León escribano público, el primer Mayorazgo del Corchuelo[21]. Este lugar era un Cortijo, y hasta que muere el también jurado, Bartolomé de Ávila en 1591, había pertenecido a él.

Decadencia del Martínez Alvarazado en Sevilla capital


Durante treinta y un años (1560-1591), no se localiza rastro documental alguno, difundido sobre el apellido en Sevilla, aunque sí se desarrollará, no obstante, el Martín Alvarazado en Benacazón en 1572, 1575, 1599, y 1619 de partidas de bautismo y  del año 1600, como partida matrimonial; éstas ya catalogadas en el presente estudio. Existen, a mi modo de ver, dos motivos para que el apellido fuera difuminándose en Sevilla: el primero, la incorporación como canónicos y religiosos, sobre todo en la Catedral de Sevilla; y el otro, la reducción por escasa descendencia y posible selección de apellidos de otra línea familiar, en las mujeres de la estirpe (que podían inscribir a sus hijos con su propio apellido en primer lugar)




[1] Los judíos fueron la minoría étnico-religiosa más numerosa e importante en la Sevilla bajomedieval… la mayoría de los judíos que se establecieron en Sevilla pudieron llegar de Toledo, en un movimiento de «reflujo de los que en el siglo anterior (siglo XII) habían huido del Betis al Tajo… Se ha dicho que había unas doscientas familias de judíos sevillanos hacia 1290 (Notas para el estudio de la judería sevillana en la Baja Edad Media (1248-1391) Isabel Montes Romero-Camacho, Universidad de Sevilla)

[2] La élite financiera en la Sevilla Bajomedieval: Los mayordomos del Concejo. Antonio Collantes de Terán Sánchez (Universidad de Sevilla)

[4] 76. 1489, agosto, 21. Sevilla.
A.- APSJP, Sec. Fábrica, c.11 núm. 26. Papel, 4 folios. Buena conservación. Tinta ocre. Gótica cursiva cortesana.

79. 1490, marzo, 2. Sevilla.
A.- APSJP, Sec. Fábrica, c.11, núm. 26. Papel, 2 folios. Buena conservación. Tinta ocre. Gótica cursiva cortesana.

[5] El Archivo del Real Monasterio de San Clemente de Sevilla: catálogo de documentos (1186-1525). Mercedes Borrero Fernández. Comisaría de la Ciudad de Sevilla para 1992, Ayuntamiento de Sevilla, 1991 - 200 páginas. Página 96.

(6) Los conversos y la Inquisición sevillana: Ensayo de posopografía. Familias I. Volumen 3 y 5 de los conversos y la Inquisición sevillana. páginas 251 a 254. ISBN 8489777942, 978848977741. Juan Gil. Universidad de Sevilla, 2001.

[7] El libro de los Jurados de Sevilla de 1517: Estrategias materiales en la construcción de una memoria institucional. María Luísa Pardo Rodríguez, Universidad de Sevilla. Edad Media, Revista Historia nº 13 (2012), pag. 193

[8] Artículo de Alma mater Hispalense de la Universidad de Sevilla: Judeoconversos en la Sevilla del Siglo XVI

(9) Discurso de la comunidad de Sevilla año 1520, q'escrivió un clérigo apassionado de la casa de Niebla. Obras publicadas, Sociedad de Bibliófilos Andaluces. 1 sev. Antonio Benítez de Lugo R. Tarascó y Lassa, 1881. Digitalizado por la Universidad de Michigan. 188 páginas.


(10) Los conversos y la Inquisición sevillana: Ensayo de posopografía. Volumen 3 de los conversos y la Inquisición sevillana. páginas 288. ISBN 8489777942, 978848977741. Juan Gil. Universidad de Sevilla, 2001.

[11] La Imprenta en Sevilla, Noticias Inéditas de sus impresores desde la introducción del arte tipográfico en esta ciudad hasta el siglo XIX por Don Joaquín Hazañas y la Rúa (obra póstuma). Junta de Patronato del Archivo y Sección de Publicaciones de la Excma Diputación de Sevilla. Prólogo de Don Cristóbal Bermúdez Plata. Volumen II. Biblioteca PixeLegis. Universidad de Sevilla. 5/11.4i.1.9117 Sevilla. 1949.

[12] JUAN VARELA XI 1543-1555
 A. P. S., Oficio 18, L.° de 1543. Registro 33.
 A. P. S., Oficio 18, L.° de 1543. Registro 33.

[13]A. P. S., Oficio 5, L.° 2 de 1545. Registro 8.

[15] La Casa de la Contratación y la navegación entre España y las Indias.  Escrito por Antonio Acosta Rodríguez,                      Adolfo Luis González  Rodríguez, Enriqueta Vila Vilar. Páginas 602 y 603 Textos científicos y tecnológicos siglos XVI                   y XVII)

[16] Página 17 Einleitung (Introducción) 57 Vgl. Dok. 478. V. 10.1.1555
[17] Página 362,
Página 397 Nr. 505-507 (Sevilla) 506.
Ehrenberg, R. Le Siècle des Fugger. París, SEVPEN, 1955 (original alemana 1896) pp.35-86; Kellenbenz, Historia de los Fugger en España y Portugal hasta 1560. Salamanca, Junta de Castilla y León (original alemana 1990). http://mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=fugger-familia

[20] 683. Zahlungsverpflichtung des Juraten Juan Martínez Alvarazado, seiner Söhne Pedro und Bartolomé de Ávila und seines Schwiegersohns Gaspar de Ribera gegenüber Christoph Raiser. Sevilla 1556, 6.XI.
1404 y 1405 AP.Sevilla, Of. XV, Alonso de Cazalla, lib. 2 de 1556
Página 633-634 Nr. 918-919 (Sevilla)