domingo, 20 de julio de 2014

Miscelánea Familiar

Como parece ser muy interesante las fotos que podemos aportar, he pensado crear esta nueva entrada comentando lo que escasamente conozco de las siguientes estampas familiares. Espero que os guste y os agradeceré que aportéis algún comentario o mandéis fotos para añadirlas a estas u otras entradas.

De izquierda a derecha desde atrás: el tío Aurelio Alarcón, el "Doro", tita Carmela y tito Cabrera, tito Antonio, Pepín y tito Báez, tita Paca y tito Paco, primo Pepe Gallego, Vito, Nono, MariCarmen, MariCarmen Cabrera, Pepe Gómez "gomito", ?, tito Juan, Ángel, niño de Pepe Gallego, Merchi, Manolo de Juan.

El valor de la madre

A continuación, algunas fotos de las madres de la familia. En primer lugar tenemos a Concepción Fernández Camarena (madre de Mamá Carmen), y acompañándola, su consuegra Isabel Real de Rivera Serrano. La segunda fue cigarrera en su juventud y procedía de una familia murciana, de Alhama de Murcia. Concepción, llegó a vivir incluso en Huelva, acompañando a la familia de su hija.





El censo sevillano, recogía los componentes de la familia en el año 1902, cuando todavía quedaba por nacer Enriqueta, que fue Maestra Cigarrera.




Carmen Fernández Fernández es la matriarca de la familia, y como puede observarse en la fotografía, comenzó a ser madre muy jóven, ya que se casó con 16 años y 22 el abuelo (parece ser que para librar del servicio militar a su hermano Antonio). Véase la cara aniñada que tiene, donde no debía ser mayor de 18 o 19 añós. Lleva en brazos a Manuel, su primer hijo.

 A veces, sin ser madre, se llega a ejercer como si lo fuera. Esto ocurría con las hermanas mayores, como es el caso de tita Concha, que es reconocida por sus hermanos pequeños como una madre que los criaba, y como es lógico, muy querida por ellos. Aquí se acompaña de Enrique, Ángel y Pepín.

En las siguientes generaciones, he conseguido también alguna foto para poder hacer honor a estas mujeres incansables, madres de muchos hijos, luchadoras y soportes de esposos a veces emprendedores y a veces tremendamente fatigados por la profesión tan esclava que suponía el obrador de confitería. Aquí podemos ver a Ana Herrera y a Nono.


Estampas familiares

Se notaba que el nido iba quedando vacío, y que los pequeños de la casa estarían en una etapa en la que sus padres ya eran mayores, habían sufrido muchos vaivenes de la vida, la enfermedad hacía mella y, afortunadamente, no pasaban el hambre de una España de postguerra, ya que el negocio daba para vivir bien, aunque con una labor incansable. 

Los hermanos mayores se iban casando o, cuando menos, tenían la libertad que les proporcionaba un sencillo sueldo, para ir preparando sus propios hogares. La diferencia de años puede verse en esta foto, donde tito Enrique es alzado en brazos por algunos de sus hermanos (Juan abajo, Paco y Antonio a los lados). Estaban en la casa de las Colonias, en un patio que daba acceso al obrador antiguo.

Aquí el ejemplo de una familia independiente, mientras que los hermanos pequeños seguían con los padres. De esta manera, podemos observar una diferencia de unos veinte años entre los mayores y los pequeños. Por dicho motivo, se produce la curiosa situación de que tios y sobrinos tienen la misma o casi igual edad. aquí Manolo y Rafaela en un día de campo en la Ribera (donde se iba en bicicleta con un carrito preparado para los niños; aquí están con sus dos hijos mayores, tita Concha y tito Pepín). Después, Carmeli y Manolín en Septiembre de 1952.



Los pequeños iban creciendo y descubriendo las distintas facetas que el mundo ofrece. La suerte de haber podido ir al Colegio no la tuvieron todos, como Ángel y Pepín (en la calle Zaragoza). También están las visitas a Sevilla, para tener la ocasión de conocer la ciudad, escuchar las historias vividas y mantener los vínculos con la familia de origen (tío abuelo Antonio y tito Enrique).



La reunión familiar


Como sabéis, posiblemente por distintas causas (diferencias de edad, falta de interés o insistencia, etc.) no somos una familia con un mínimo de costumbre de reunirse, tanto para celebrar algún evento o, simplemente, para tener la ocasión de saber unos de otros (incluso casi tampoco en los entierros)... y yo me incluyo como el primer dejado del grupo. No es nada fácil esta circunstancia, ya que somos muy numerosos, que hemos podido tener algún roce o malentendido...pero hay que destacar el valor y la riqueza que aporta la identificación con la historia común, la ciudad, el oficio, y tantas cosas que podíamos ofrecernos unos a otros. Al principio hemos visto una estampa de los años 50, que parece haber sido recuperada el pasado día 15 de marzo de 2014, bautizando dicho día por la "Alvarada", y que espero poder celebrar con vosotros durante muchos años.  

Así que si veis este artículo del blog y sabéis quién tiene la foto que nos hicimos, que por favor la aporte, la envíe o, simplemente lo diga, para incluirla en algún momento y que podamos disfrutar del recuerdo de ese día, que vamos a repetir, si Dios quiere.




























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