Con esta entrada, doy por cerrado este tema de la Industria Alvarado, sabiendo que hay algunos lapsos intermedios de los que no tengo ninguna documentación, y hay poco o nada en el Archivo Histórico.
En Enero de 1958, tiene lugar el fallecimiento de nuestro abuelo Manuel, motivado por asma bronquial con enfisema pulmonar crónico. Hay que tener en cuenta varios factores decisivos: el trabajo con la harina y elementos purulentos de confitería, con temperaturas altas. En segundo lugar, los años que pasó en la cárcel y, en tercer lugar, su hábito de fumar (dice mi padre que murió haciendo el gesto de llevarse un cigarrillo a la boca). Yo estoy convencido que esta vida no es definitiva, y que es un puro aprendizaje, tanto de las virtudes como de los defectos de las personas, sabiendo que el ser humano es limitado, por una parte, y lleno de riquezas humanas (sociales y espirituales) por otra parte. Yo creo que podemos aprender de un hombre emprendedor, ideólogo, trabajador, y también que valoraba mucho la diversión de la vida. Cariñoso y duro, a la vez; padre, esposo y tuno a la par. Esos son los rasgos que he intuido de Manuel de la Santísima Trinidad (que así lo bautizaron en Santa Ana).
En 1953 ya había creado su propio negocio Manuel Alvarado Fernández, abriendo en la Calle Amado de Lázaro. Pero es en mayo de 1958 cuando se comienza otra nueva etapa de expansión, solicitando la ampliación del negocio. Hay que tener en cuenta que los hermanos mayores iban teniendo ya a sus hijos, y que era preciso ampliar las posibilidades de esta industria, para poder vivir de ella cuantos más, mejor. Se ampliaron las máquinas, una laminadora y otra amasadora.
Y hasta noviembre de 1959, no se puede materializar definitivamente el dominio del negocio a mamá Carmen, heredera del mismo. Aquí figuran los coherederos del abuelo, sus hijos y nieta, que estarían a lo dispuesto por la abuela respecto de las decisiones a tomar en adelante. Volvía a tomar las riendas de la confitería con la ayuda de sus hijos.
Y este último detalle es la prolongación de la actividad, conforme a una declaración a Industria de 1962, en la que podemos observar el recorrido regular del negocio, pudiéndose valorar consumos de materia prima, de electricidad y de maquinaria utilizada.
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