La presencia y orígenes
en Sevilla [1]
ALBALIA. Su posible origen hispano en Mérida, puede
darnos los parámetros para estimar una traducción arabista como “la antigua” y
su vinculación a la alcazaba de esta ciudad, que es la más añeja de la
Península Ibérica. Albelia sería un claro apellido judío transmitido a las
posteriores generaciones.
Ante la visita
del museo de la Sinagoga del Tránsito de Toledo, pude hacer lectura y anotación
del desarrollo del pueblo hebreo en España, y de manera especial, en Al-Andalus.
Sevilla constituía en el siglo XI una ciudad en la que convivían las tres
culturas principales de la España bajo-medieval. De manera especial, en el
preponderante mundo musulmán de estos tiempos, subsistía con gran estima el pueblo judío sefardí. En numerosas ocasiones, los apellidos tomaban una raíz
árabe, considerando una traducción descifrable para el pueblo dominante, como
ocurrirá con el apellido Albalia, a
modo de arabización de un origen hebreo.
En este contexto sevillano,
desarrolla su trabajo Rabí Isaac Ben Baruch Albalia, que
nació en Córdoba en 1035 y muere en Granada en 1094. Será el gran elegido por
el rey moro al-Mu'tamid, de los banu Abbad. Isaac fue un gran maestro talmudista, astrónomo,
matemático y nasí de la taifa sevillana. Se le considera uno de los cinco
talmudistas de la generación de Ibn
Gayyat (Libro de la Tradición de Ben
David).
Ser astrónomo andalusí suponía
uno de los mayores prestigios sociales, siendo protegidos y dignificados por
los gobernantes, que tenían en gran cuenta los horóscopos. La lectura de las
estrellas presagiaba el futuro, buscando entre ellas los mejores campos de
batalla y la fecha adecuada para la victoria.
Su hijo Baruch Albalia, nacido en
Sevilla, será también uno de sus destacados discípulos, y el apellido o su
derivación parece haber permanecido en Ishbiliya. De tal manera, que se considerará a un numeroso catálogo de conversos de
Sevilla, como jurados, administradores de la corona y titulares de puestos de gran confianza
y consecuente poder económico dado por el comercio y las finanzas.
Y como algunos investigadores indicaban, el apellido originario parece
situarse en un entorno converso del siglo XVI que, por las profesiones
ejercidas, se debe entender más bien judío. El apellido Alvarazado, no aparece en
los padrones de la época. Probablemente, ha sido una de las causas por las que
algunas de sus variantes situaban a “Albarazado”, “Alvarazado”, “Albarrazado”
e incluso “Alvaraçado”, como un
segundo apellido, dando prioridad a otro más Castellano y de posible origen
hidalgo. Por otra parte, el Cardenal
Cisneros obligó en el siglo XV a hacer hereditarios los apellidos en los
libros parroquiales, época en la que comienzan a consolidarse como tales.
Cierto es que podría ser tomado de la madre, del padre, de alguno de los
abuelos, etc., como veremos a lo largo de este estudio.
No hemos de desdeñar tampoco su posible origen árabe, como en su
transcripción siguiente:
البارادو
(Alvarado en
árabe: Albaradu)
الباراسادو
(Alvarazado, Albarrazado, en árabe: Albarasadu)
El albarazado (albaráṣ < baraṣ), se trata de un préstamo lingüístico, según Corominas, que se identifica en el siglo XIII y, por su clasificación
temática, está dentro de la familia de las palabras vinculadas a la decoración: acicalar, alazán, albarazado, albayalde, carmesí, añil, aloque,
almagre, azofar, arrabá, azulejo, almocárabe, cenefa. Se trataría de un
elemento cuyo adjetivo expresa estar manchado de blanco o bien de otro color.
Aproximación a un árbol genealógico sevillano
Tras el asedio sufrido por los judíos de Sevilla en junio de 1391, intervino el llegado rey Enrique III que disminuyó las
persecuciones promulgando varios Edictos contra la violencia antisemita, que había sido
muy cruda en todo el reino. De tal manera que los consideraba sus súbditos
porque para la corona eran una buena fuente de riqueza, dado que el impuesto
especial que pagaban iba directamente a las arcas regias. Uno de ellos era el instaurado por Juan I de Castilla, para ser protegidos
por sus monteros, a cambio de 12 maravedíes por Torá.
Respecto a lo dicho y subsiguiente origen en el Aljarafe sevillano, quiero destacar
la aparición del que reconozco como primer patriarca de toda la estirpe
Alvarado, que recibirá derechos especiales sobre la población de Benacazón, con
un tercio de su señorío[2]
Y
entre otras posibilidades, por ser hombres de negocio, traperos u otras
profesiones del comercio, se ofrecen otras alternativas, que creo se alejan
algo del planteamiento que trato de argumentar pero que plantean cuál era el
poder que ejercían estas personas[3]
Evidencias del origen
Y comienzo con las referencias concretas a las evidencias que pretendo
desentrañar, con un mercader de la carnicería:
Juan Martín Alvarazado, de San Juan (vecino de esa collación
desde 1489), realiza una compra de carneros el 10/03/1495, documento de
mercadería que queda recogido en su fecha.
El comercio de la carne y de pieles de Sevilla, era de los más importantes
de España por estos años. Este Juan pudiera parecer por entonces un sencillo
mercader, y es muy probable que se trate del mismo comerciante de carnes
(pieles) y carnicero de Sevilla llamado Juan Martínez Alvarazado. Ello se deduce de sus compras, entre
1489 y 1490, junto a su mujer (Leonor Martín, Martínez una vez
viuda en torno a 1504), de unas casas en la Collación de San Juan, calle
Piernas (llamada así por los fragmentos de alguna antigua estatua romana de
grandes dimensiones)[4].
Así, tuvo posibilidad antes de su muerte actuar como benefactor en las
causas religiosas, en la construcción y aprovisionamiento a los conventos y
templos cristianos. Era una manera de conseguir favores, gozar de buen nombre y
verse involucrado en proyectos junto a sus conciudadanos, máxime cuando no
debía quedar en duda su cristiana procedencia, aunque el origen fuera realmente
judío. El Monasterio de San Clemente
tenía excepcional importancia, dado que fue el primero construido en la
reconquista por Fernando III el Santo,
en el día de san Clemente de 1248. En 1284 se inició su actividad monástica por
las religiosas del Císter, y con la protección de Alfonso X el Sabio, el obispo Don
Remondo y el beneplácito de la ciudad. Reino, Iglesia y Ciudad se hacían padrinos
de este significativo proyecto, el cual precisaría de futuras actuaciones de
mantenimiento, en su fase de consolidación y, para lo cual, el mismo papa se
hacía garante que cedía diversos privilegios a sus protectores[5]. Así, el papa español Alejandro VI (1492-1503) dio la primera
bula a instancias de doña Catalina de
Ribera para este Hospital dedicado a la “cura de mujeres”.
El gremio de carniceros era, curiosamente, de los mejor considerados
económicamente, probablemente por la protección de Mayi Abencemerro, un judío de las alcabalas, poseedor de tierras y arrendador a
dichos carniceros, quienes tendrían mucho que agradecerle, como a un verdadero
señor feudal. Y podemos aclarar que,
conforme al DRAE (edición 22, año 2001), esta palabra alqabála proviene del árabe hispánico. Se trata del impuesto más importante del Antiguo Régimen en la Corona de Castilla, que grababa el volumen de las ventas y era el que más ingresos producía a la hacienda real. En versiones precedentes (de 1956 a 1991) se especificaba que el significado en idioma árabe era el contrato, el impuesto concertado con el fisco.
Juan Martínez Alvarazado, era un jurado de Sevilla –o se convierte en tal, con el oportuno
padrinazgo de algún poderoso judío-, marido de Juana Martínez, hija de Antonio
Martín (ez). Bien puede tratarse del hijo del carnicero, anteriormente citado,
y podemos considerarlo Juan II, como primer jurado
y adelantado de la estirpe[6].
Como vivía con el adelantado, era caballero de gracia del rey. Esto significa que en su persona se
reconoce a un alto dignatario de Castilla que, por mandato, cuenta y designio
real, llevaba a cabo o adelante una empresa jurídica militar y civil. Y como
fiel reflejo del derecho romano, define a esta persona de confianza, haciéndolo
homólogo al prefecto romano. Se le asignaba y daba poderes sobre una
jurisdicción nominada adelantamiento
y su rango de dignidad era análogo al del almirante antiguo. En la evolución de este fenómeno hoy
tendríamos a un apoderado de realeza,
encargo fundado en la lealtad y en las cualidades personales con una encomienda
de naturaleza temporal indefinida.
La expulsión de los judíos de
Sevilla (Joaquín Turina y Areal, 1847-1903)
En el año 1506 dio visto bueno a trigo del comercio internacional,
gestionado por el mercader Bernardo
Grimaldi, y como diputado del Cabildo
junto al jurado Alcaraz. Entre otros
actos jurídicos y notariales se hallan su testamento de 1507 (año con muchas muertes
por la peste). Por lo tanto, se observa la pertenencia a un entorno converso de
profesiones y estatus propios de los judíos mejor situados (arrendadores,
comerciantes, prestamistas, inversores, recaudadores, etc).
Como ya era rico antes de casarse, invirtió su dinero en alcabalas
(arrendaba el diezmo de los menudos y del pan), así como compra de casas y
terrenos. De hecho, en 1517 la ciudad de Sevilla sostenía pleito con él,
mediante probanza (citando como
apellido Albarrazado, en esta
ocasión), por las tierras de los
Viznagales[7].
En 1520 hubo un gran altercado por la sublevación de los comuneros o pueblo llano (gente del común de la Baja Edad Media), dado por el sentir popular de abusos
de la Corona en los precios que pedían por los alimentos más básicos,
añadiéndole la extrema escasez y la hambruna que se produjo en estos años en
los que éstos llegaron a amotinarse y sacar el trigo de la casa del jurado (en
el libro que narra dicha disputa, se citaba: “en casa de un alvarazado”, y debiera significar uno de los jurados
de una dinastía con este apellido, en la que su padre aún vivía y el abuelo no
hacía muchos años había fallecido, aunque este último era el carnicero)[8].
El texto, en concreto, relata un capítulo de las revueltas o alborotos llamado la de "El Pendón Verde", tomado a los moros en la conquista por Alfonso X y que se custodiaba en la parroquia de Omnium Sanctorum (hoy en la Catedral). Se iniciaba en el Barrio de la Feria el 8 de marzo de 1521, tomando grandes proporciones y siendo una seria amenaza para toda la población. El origen era una rebelión ante la extrema escasez de alimentos, que casi no llegaban a los más pobres, sobre todo el pan, que se había encarecido. En contraste, la opulencia que vive la nobleza sevillana, el lujo y las buenas viandas en las mesas, sólo para una parte de la población. Para el resto era privación y miseria, lo que les llevó a alzarse (9)
El texto, en concreto, relata un capítulo de las revueltas o alborotos llamado la de "El Pendón Verde", tomado a los moros en la conquista por Alfonso X y que se custodiaba en la parroquia de Omnium Sanctorum (hoy en la Catedral). Se iniciaba en el Barrio de la Feria el 8 de marzo de 1521, tomando grandes proporciones y siendo una seria amenaza para toda la población. El origen era una rebelión ante la extrema escasez de alimentos, que casi no llegaban a los más pobres, sobre todo el pan, que se había encarecido. En contraste, la opulencia que vive la nobleza sevillana, el lujo y las buenas viandas en las mesas, sólo para una parte de la población. Para el resto era privación y miseria, lo que les llevó a alzarse (9)
Entre sus hijos Juan III o Juan Martínez Alvarazado, jurado
también, y casado con Mencía de Ávila[10]. Se consideraban familias judeoconversas
que procuraban limpiar su sangre con buenas obras de construcción de iglesias y
pago de impuestos.
Entre 1542 y 1545, la actividad comercial por una parte, y las
transacciones económicas y de préstamos, parecían incesantes en esta ciudad
sevillana. Uno de los hijos de Juan y Mencía, fue casado con otra familia de
abolengo de Sevilla: se trataba de Isabel, hija de Isabel de Alfaro y de Juan
Varela de Salamanca, quien a su vez era jurado de Sevilla y compañero de Juan Martínez en diversas actuaciones
hacia la ciudad, como la construcción del Hospital de las “cinco llagas”. El
afortunado varón sería Pedro de Ávila (Martínez Alvarazado y García
de Ávila son los apellidos de sus padres), fundando un linaje de juraduría[11].
El consuegro Juan Varela, ejercía
el nuevo oficio de impresor como un empresario de las nuevas tecnologías del
siglo XVI, un visionario y un emprendedor, entre artesano e industrial,
proyectando la cultura a una sociedad que venía del más profundo oscurantismo
que pasará del escribano amanuense a la máquina tipográfica. Juan Martínez y Juan Varela eran
compañeros en la gobernanza de Sevilla, amén de sus propios negocios, y
testimonio de sus actuaciones queda reflejado en su firma para las obras del Hospital de las Cinco Llagas, o de la
Sangre[12]. Hoy es la sede del Parlamento de
Andalucía, cuestión que vuelve recurrente a la antigua participación política
de la ciudadanía.
Y lo susodicho de la gestión del trigo en la
alhóndiga de la ciudad en las que Alvarazado contaba con poderes, de
almacenamiento y comercio del grano, finalidad de propia de este edificio y
que, ya hubo suscitado los nombrados altercados de 1520. Se trataba de una
necesidad, mediante el negocio y el comercio internacional, como la traída de
trigo desde el reino de Sicilia. Este reino era entonces un territorio
perteneciente al Reino de Aragón y bajo el Imperio del rey Carlos I desde 1516,
quién había publicado un edicto contra los comuneros en febrero de 1521. Por lo
tanto, el temor que provocara aquella revuelta, con graves altercados en
Sevilla y en la propia casa de Juan Martínez, no tenía ya lugar, ya que los nobles se
habían adherido a la voluntad del Emperador y éste, en las Cortes de Valladolid
de 1523 configura de manera distinta el reino con cambios organizativos que
evitarían este tipo de revoluciones[13].
El jurado Juan Martínez Alvarazado en 1546 y Alonso Dávila (otro de
sus hijos, que tomaba el apellido de la familia de la madre, en este caso, como
era también costumbre y aunque sus hermanos llevaran el mismo u otro apellido
distinto del padre), documentan una deuda por la compra de novillos cuatreños[14].
El primero, vuelve a registrarla en 1549, en el mismo concepto. Está
documentado que en 1552 era “receptor del
servicio ordinario y extraordinario de Sevilla”, es decir, un recaudador de
un impuestos de la Corona de Castilla, para la nobleza de la población, que
compensaba el pago de servicio de lanzas, como recuerdo de sus obligaciones
militares medievales.
Este impuesto se pagaba en proporción a la riqueza, medida en propiedades
que una persona poseía. Tiene su origen en
los últimos tiempos de la Edad Media, a partir del siglo XIII, cuando la
urgencia de la monarquía en cubrir las crecientes necesidades económicas de las
empresas militares de la última fase de la Reconquista y los enfrentamientos con el reino Nazarí de Granada, sobrepasaron las
anteriores estructuras de las huestes feudales,
al tiempo que aumentaba la influencia política de las ciudades con voto en las
Cortes.
Cedió su juraduría a su hijo Bartolomé (Martínez) de Ávila en 1553 y muere en 1561, dejando muchos bienes. En 1555, con ocasión de no ser ya jurado, y junto a sus hijos Pedro y Bartolomé, habría hecho diversos negocios con banqueros alemanes para invertir en la compra de telas (fustanes blancos, prietos y pardos) y de azogue (seis quintales), esto es, seiscientos kilogramos, seguramente para el negocio de la Américas en Méjico y Perú, mediante el proceso alquimista de purificar el oro y la plata y desplazar los metales menos nobles, dando solidez a las piezas de los preciados metales[15].
Igualmente, en 1556, compran cuatro
piezas de lienzos de presilla bravantes.
Estos negocios son prolongados hasta al menos el año 1560 (citado el mismo
Juan, pero AlvarraÇado).
La cedilla “ç” que se utiliza hasta el siglo XVIII es la otra manera de
hacer referencia a la “z”, la zeta con copete visigótica como herencia de la
escritura antigua.
Los fustanes son telas gruesas de algodón, con pelo por una de sus caras.
Los lienzos de presilla bravantes son una tela de lino fabricada en la antigua
región de Brabante -actualmente repartida entre Bélgica y los Países Bajos- y
que estaba destinada a la exportación, especialmente a España.
Pasamos a comentar varias referencias del libro que recoge estos eventos,
llamado Oberdeutsche Kaufleute in Sevilla
und Cadiz (1525-1560), editado por Hermann Kellenbenz, Rolf Walter[16].
En dicha publicación se cita el resumen de los
principales sucesos financieros de los banqueros españoles, de Toledo y también de Sevilla, y el estado de bancarrota al que llegaron. Figura el “factor” alemán
Rayser, como persona de confianza y solvencia, mediador de las transacciones y
metales preciosos de las Américas[17].
El negocio de traperos, se ponía de
manifiesto en esta empresa familiar de Juan con sus hijos y con su yerno, de
familia honorable de Sevilla, como son los de
Ribera, siendo muy probablemente sobrino de Don Fadrique[18].
Pero esta actividad o mercado de telas para barcos o para
ropa, se asociaba también con el mercurio utilizado en la fabricación del oro y
otros metales preciosos.
Por lo tanto, el factor es un personaje
de extraordinaria importancia en una ciudad o reino, ya que representa al poder
económico de los Fugger, que en
Sevilla se les llamaba los señores Fúcares.
Explotaban la plata de Guadalcanal y
el mercurio de Almadén, para la
amalgama de los metales preciosos[19].
Por lo tanto, contaban con el beneplácito
de los funcionarios de la Casa de la
Contratación de Sevilla y, por su
condición de adinerado, era un ideal prestamista al cual acudía asiduamente la
familia Martínez Alvarazado[20].
Otro de sus hijos, llamado Juan Martínez Alvarazado, fue
canónico, y portó la clausura, en esta línea, del curioso apellido que sus
hermanos transmitirían como de Ávila o Martínez de Ávila. Los Dávila fueron reconocidos mercaderes
traperos en Sevilla, otra profesión típica de tradición judeoconversa y de hombres
de gran riqueza.
En 1615, la hija única de Bartolomé Martínez de Ávila, jurado
de Sevilla, y su esposa Isabel de Alfaro
Herber (hija de Juan Varela de Salamanca y de Isabel de Alfaro; y el Herber que portaba era nombre de antigua
familia banquera de Sevilla, quebrada en torno a 1590), nacida en 1597 y con el
nombre de Isabel de Ávila Bohorques y Alfaro, se casará con Diego de Zuleta Ordiales de Reales, en
segundas nupcias de él, y en 1616 en la parroquia de San Miguel Arcángel, pasando a ser Señora
de Heredamientos y Mayorazgos de los Corchuelos Alto y Bajo del termino de
Utrera. De entre los celebrantes de bautismos y matrimonios, diversos abogados de
la Santa Inquisición.
Gaspar de Avila Alvarazado, jurado de Sevilla, y María de Torres (primeros
señores de los Corchuelos y vecinos
de la collación de San Pedro), tíos
abuelos de Isabel de Ávila serán sus
padrinos en San Lorenzo (1597). Bartolomé era sobrino de este Gaspar y, por vía de donación, el 16 de
septiembre de 1651, fundó en Sevilla a favor suyo, ante Gaspar de León escribano público, el primer Mayorazgo del Corchuelo[21]. Este lugar era un Cortijo, y hasta que muere el
también jurado, Bartolomé de Ávila en 1591, había pertenecido a él.
Decadencia del Martínez Alvarazado en Sevilla capital
Durante treinta y un años (1560-1591), no se localiza rastro documental
alguno, difundido sobre el apellido en Sevilla, aunque sí se desarrollará, no
obstante, el Martín Alvarazado en
Benacazón en 1572, 1575, 1599, y 1619 de partidas de bautismo y del año 1600, como partida matrimonial; éstas
ya catalogadas en el presente estudio. Existen, a mi modo de ver, dos motivos
para que el apellido fuera difuminándose en Sevilla: el primero, la
incorporación como canónicos y religiosos, sobre todo en la Catedral de
Sevilla; y el otro, la reducción por escasa descendencia y posible selección de
apellidos de otra línea familiar, en las mujeres de la estirpe (que podían
inscribir a sus hijos con su propio apellido en primer lugar)
[1] Los judíos fueron la minoría étnico-religiosa más numerosa e importante en
la Sevilla bajomedieval… la mayoría de los judíos que se establecieron en
Sevilla pudieron llegar de Toledo, en un movimiento de «reflujo de los que en
el siglo anterior (siglo XII) habían huido del Betis al Tajo… Se ha dicho que
había unas doscientas familias de judíos sevillanos hacia 1290 (Notas para el estudio de la judería
sevillana en la Baja Edad Media (1248-1391) Isabel Montes
Romero-Camacho, Universidad de
Sevilla)
[2] La élite financiera en la Sevilla Bajomedieval: Los mayordomos del Concejo.
Antonio Collantes de Terán Sánchez (Universidad
de Sevilla)
[4] 76. 1489,
agosto, 21. Sevilla.
A.- APSJP, Sec. Fábrica, c.11
núm. 26. Papel, 4 folios. Buena conservación. Tinta ocre. Gótica cursiva
cortesana.
79. 1490, marzo, 2. Sevilla.
A.- APSJP, Sec. Fábrica, c.11,
núm. 26. Papel, 2 folios. Buena conservación. Tinta ocre. Gótica cursiva
cortesana.
[5] El
Archivo del Real Monasterio de San Clemente de Sevilla: catálogo de documentos (1186-1525). Mercedes Borrero Fernández. Comisaría de la Ciudad de Sevilla para 1992,
Ayuntamiento de Sevilla, 1991 - 200
páginas. Página 96.
(6) Los conversos y la Inquisición sevillana: Ensayo de posopografía. Familias I. Volumen 3 y 5 de los conversos y la Inquisición sevillana. páginas 251 a 254. ISBN 8489777942, 978848977741. Juan Gil. Universidad de Sevilla, 2001.
(6) Los conversos y la Inquisición sevillana: Ensayo de posopografía. Familias I. Volumen 3 y 5 de los conversos y la Inquisición sevillana. páginas 251 a 254. ISBN 8489777942, 978848977741. Juan Gil. Universidad de Sevilla, 2001.
[7] El libro de los
Jurados de Sevilla de 1517: Estrategias materiales en la construcción de una
memoria institucional. María Luísa Pardo Rodríguez, Universidad de Sevilla.
Edad Media, Revista Historia nº 13 (2012), pag. 193
[8] Artículo
de Alma mater Hispalense de
la Universidad de Sevilla: Judeoconversos
en la Sevilla del Siglo XVI
(9) Discurso de la comunidad de Sevilla año 1520, q'escrivió un clérigo apassionado de la casa de Niebla. Obras publicadas, Sociedad de Bibliófilos Andaluces. 1 sev. Antonio Benítez de Lugo R. Tarascó y Lassa, 1881. Digitalizado por la Universidad de Michigan. 188 páginas.
(10) Los conversos y la Inquisición sevillana: Ensayo de posopografía. Volumen 3 de los conversos y la Inquisición sevillana. páginas 288. ISBN 8489777942, 978848977741. Juan Gil. Universidad de Sevilla, 2001.
(9) Discurso de la comunidad de Sevilla año 1520, q'escrivió un clérigo apassionado de la casa de Niebla. Obras publicadas, Sociedad de Bibliófilos Andaluces. 1 sev. Antonio Benítez de Lugo R. Tarascó y Lassa, 1881. Digitalizado por la Universidad de Michigan. 188 páginas.
(10) Los conversos y la Inquisición sevillana: Ensayo de posopografía. Volumen 3 de los conversos y la Inquisición sevillana. páginas 288. ISBN 8489777942, 978848977741. Juan Gil. Universidad de Sevilla, 2001.
[11] La Imprenta en Sevilla, Noticias Inéditas de sus impresores desde la
introducción del arte tipográfico en esta ciudad hasta el siglo XIX por Don
Joaquín Hazañas y la Rúa (obra póstuma). Junta de Patronato del Archivo y
Sección de Publicaciones de la Excma Diputación de Sevilla. Prólogo de Don
Cristóbal Bermúdez Plata. Volumen II. Biblioteca PixeLegis. Universidad de Sevilla. 5/11.4i.1.9117 Sevilla. 1949.
[12] JUAN VARELA XI 1543-1555
A. P. S., Oficio 18, L.° de 1543. Registro 33.
A. P. S., Oficio 18, L.° de 1543. Registro 33.
[13]A. P. S., Oficio 5, L.° 2 de
1545. Registro 8.
[15] La Casa de la Contratación y la navegación entre España y las Indias.
Escrito por Antonio Acosta Rodríguez, Adolfo Luis
González Rodríguez, Enriqueta Vila Vilar. Páginas 602 y 603 Textos científicos
y tecnológicos siglos XVI y XVII)
[16] Página
17 Einleitung (Introducción) 57 Vgl. Dok.
478. V. 10.1.1555
[17] Página
362,
[20] 683. Zahlungsverpflichtung des Juraten Juan Martínez Alvarazado, seiner Söhne Pedro und Bartolomé de Ávila und seines Schwiegersohns Gaspar de Ribera gegenüber Christoph Raiser. Sevilla 1556, 6.XI.
1404
y 1405 AP.Sevilla, Of. XV, Alonso de Cazalla, lib. 2 de 1556
Página 633-634
Nr. 918-919 (Sevilla)
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