Hace unos días se
cumplieron 150 años del nacimiento de Alejandro Alvarado, “Alvaradito”. Resumir
y destacar los momentos más esenciales de su vida, personal y profesional,
sería muy complicado.
No obstante, quiero significar aquellos eventos que me han parecido más representativos de la vida de este hombre trianero, valiente y gracioso… queden así en el recuerdo algunas pinceladas del artista, y en otro momento ofreceré algo más nutrido para quien le tomase afecto. Sirva para él y para toda la familia, mi más profundo respeto.
LA FAMILIA
Los Alvarado llegaron desde Benacazón a finales de 1858 o principios de 1859, con ocasión del matrimonio de Pedro y Juana, el 11 de diciembre de 1858 (de 21 años) y en el pueblo, y para defender el negocio del carbón en Triana… y con los alfares. En 60 años pasaron del negro al blanco de la harina, mediando varios toreros y cigarreras.
Es posible que la abuela Juana marchara al pueblo a
tener a sus hijos, entre ellos Alejandro, que no se localiza en Santa Ana (hubo
pérdida documental), aunque sí tenemos el testimonio vivo del torero. Para mí, torero
trianero y de Benacazón.
Se presenta….
—“Nací
en Triana—me explica Alejandro Alvarado, mientras en mangas de camisa se
compone ante el espejo el largo corbatín verde—. Nací en Triana, el día 3 de
mayo, y me bautizaron en "Seña Sant'Ana"...
A un
hombre nacido en Triana, el día de la Cruz de Mayo y bautizado en "Seña
Sant'Ana", le marcan bien claramente su destino los dioses, ¿verdad? Pues,
a pesar de todo, Alejandro Alvarado, o mejor dicho, sus padres, trataron de
contrariarlo. —De chico—me cuenta—anduve tanteando varios oficios. Trabajé un
poco de tiempo en la Cerámica de la Cartuja...
Entrevista titulada
“Un torero de sesenta años”, antes de la corrida en El Arenal, Revista Estampa,
1932.
Los Alvaradito de Santa
Ana y la O.
El tallaje de Alejandro superaba la
media española, mientras que alguno de sus hermanos, se libraría de la mili por
falta del mismo (José, -1,50m). Y él mismo se acabaría librando en sorteo por
su propio número 125, suerte y providencia para comenzar su vida
de riesgos. De estos documentos suponemos que venía el nombre ALVARADITO, para toda
la saga torera.
Hablando de números, también le tocaría la lotería en 1904, con el número
21610
Su familia, testigo y acompañante de un adiós de luces
LOS AMIGOS
Momentos de fiesta antes de enfrentar
la muerte
La víspera de la corrida en el patio de caballos. —Los
diestros Alvarado, Bombita chico, Corzo, Moreno de San Bernardo, Pons el
Valenciano y grupo de banderilleros, picadores y aficionados (Sol y Sombra nº81
03/11/1898, pag.13)
También es admirador del teatro. Así,
en El arte de los toros (07/11/1897), elige de entre varios toreros y
una gran variedad de posibilidades a Don Álvaro, o la fuerza del sino.
Quien años más tarde lo consagrará en Fregenal,
habiendo ya recibido la distinción de matador en México, de manos de
Mazzantini.
Alejandro
Alvarado, Alvaradito, fue ungido pontífice de la tauromaquia en Fregenal, el 22
de septiembre, por el patriarca Montes, con toros de Parladé, y quedó muy bien.
En Fregenal.
Corrida
verificada el día 22 de septiembre de 1904
…cuatro
toros de Parladé, por las cuadrillas de Montes y Alvaradito, que tomaba la
alternativa.
El
primer bicho… saludándole Alvaradito
con tres buenas verónicas que aplaudió la concurrencia…
Los
banderilleros de Montes, montera en mano, entregaron los palos a los de Alvaradito,
y éstos adornaron al de Parladé con los tres pares de ordenanza.
Montes,
montera en mano, entregó los trastos de matar a su ahijado Alvaradito, y éste,
con ellos en la mano, toreó desde cerca al cornúpeto, echándolo a rodar de
estocada corta bien señalada. Muchas palmas.
Un poco de vida en medio de la muerte
Y por fin, un
evento de vida: El día 12 de febrero de 1912, sería la boda de su amigo Alberto
Cosío, Pataterito, a quien conoció veinte años antes en Madrid,
el 15 de agosto de 1892, en el que hizo uso su recurso del arte de la
garrocha.
En un ambiente
glamuroso de la sociedad Mejicana, entre artistas, cómicos y cantantes, tiene
su lugar Alejandro. Con cuarenta años era un soltero de oro, y famoso por su
arte. No sería de extrañar que, de entre
el elenco de señoritas, hubiera alguna atenta al torero, pero nada sabemos de
su historia sentimental, más allá del amor a su profesión (Romualda, posa junto
a él en la foto de grupo)
Aparece una
noticia alegre de un enlace matrimonial mejicano, entre un torero y una
bailarina, que se titulaba La boda de
un torero (18/02/1912 El Tiempo. HNM).
Una nota simpática constituyó el matrimonio
religioso celebrado ayer, del magnífico banderillero de toros, mexicano, de la
cuadrilla de Gaona, Alberto Cosío,
“Pataterito” con la notable y graciosa bailarina, compatriota también,
señorita Fernanda Areu, muy conocida
y celebrada por las temporadas que ha hecho en teatros y cines de toda la
República.
… en la capilla del Sagrado Corazón de Jesús
del templo parroquial de San José, la cual ostentaba un magnífico adorno floral…
guirnaldas de gardenias y rosas blancas…y entonándose la marcha nupcial de
Mendelssohn, por la magnífica orquesta instalada en el coro…la novia lucía
riquísimo traje de piel de seda con aplicaciones de encaje de Bruselas y
ostentaba unos valiosos pendientes, regalo del novio…
En la capilla se colocó una bien distribuida
sillería para los invitados, pudiendo anotar entre ellos a los señores: José
Pesquera Tuñón, Rosendo Béjar, José Cava, Alejandro
Alvarado “Alvaradito”, el matador de novillos, Guillermo Calvo,
Gustavo Suárez, Francisco Rocha, Mario Vitoria, Víctor Cosío,
Rodolfo Areu, Benigno Zamudio, Sebastián Guerra, Salvador Pérez, Carlos
López, el actor cómico Francisco Ruiz Madrid, el matador Alberto Ortiz “Cuatro
dedos” y otros.
Señoras y señoritas Romualda Moriones (hermanas zarzuelistas), Genara Moriones, la característica Carolina Fernández, Carmen
López, Paula Cosío, Guadalupe Chávez, Isabel Nuche, Magdalena San Ginés de
Pérez y otras que sentimos no recordar.
Después de la ceremonia pasaron los
contrayentes a la sacristía, en donde recibieron las felicitaciones de sus
amistades, quienes le hicieron valiosos obsequios.
El señor don Teodoro Ortega y la señora Carlota
Díaz, padrinos de manos y de velación, obsequiaron a sus ahijados y a los
numerosos invitados con un día de campo en la pintoresca población de San
Ángel.
Alberto Cosío El Patatero posando con su novia
y familiares después de su boda, retrato de grupo (Alvaradito en medio de los dos, detrás) 1912
(Casasola, México) https://mediateca.inah.gob.mx/repositorio/ Instituto Nacional de Antropología e Historia, México
EL TRABAJO Y LOS VIAJES
Migrante marítimo con la Compañía Trasatlántica, desde España hacia La Habana, Puebla, México, pasando por Ellis de Estados Unidos.
Revista El Mundo
Naval ilustrado (1898). Dique de Matagorda (Puerto Real, Cádiz)
Activo entre 1886 y 1932, en México se le contabilizan campañas desde
1893, que perfectamente sumaron 20 años, con alguna interrupción. El vapor
Buenos Aires era un mítico medio, lujoso y divertido, que utilizaban los
toreros para ir al Nuevo Mundo.
A buen seguro que ello le inspiraría para años más tarde asociarse en el
Villa Rosa de Madrid, incorporando a los chatos y las frituras, los
espectáculos y el lujo. Sería en 1911, junto a Céntimo y Farfán,
asiduos de la plaza de Madrid con él.
Toros y
toreros (Madrid. 1916). 14/11/1916,
n.º 37
En el ránking de los mejores
Esta guía nos ofrece una idea de algunos de los grandes con los que
compartía cartel general como matador.
Temporadas mexicanas
En la list or manifest se indicaban sus 33 años, hijo de Juana Martín y vecino de la calle Gravina, 62; de profesión: bullfighter, junto a otros compañeros toreros, con salida desde Cádiz en 1907 y entrada a la Ellis Island neoyorquina (récord de 11.747 personas el 17 abril), el 12 de noviembre, como escala a México.
Aunque pernoctaba en su espera en el Hotel Inglés de México City, el regreso lo realizaba en tren desde Veracruz a finales de marzo. Constaba como non inmigrant allien, y era acompañado en la travesía por industriales alemanes, comerciantes franceses, turcos y mejicanos; algunos turistas y, muchos toreos que volvían a España en el vapor Buenos Aires o el Venezuela.
Alegre paseíllo
Portada de Los Toros del 15/11/1909
LOS ÍDOLOS HISTÓRICOS (un recuerdo eterno para Rodolfo)
Además de Montes, los Gallo, Fuentes, Bombita y los antiguos Cara Ancha, Quinito, Mazzantini; así los nuevos a quien promocionó, como a Belmonte; Gaona destacaba por su nobleza, humildad y brillo entre todos los toreros…. Y respetaba muchísimo a Alejandro.
Su amable jefe
actuaba en Madrid el domingo 8 de
junio, con Antonio Boto (Regaterín) y
Francisco Madrid (09/06/1913, nº 2359
página 2 ET). Nuestro trianero se dejaría ver en el quinto toro, que era de
Rodolfo, y con la narración siguiente:
…A
pesar de que el público le indicaba bien que Gaona quería parear, Alvaradito, con gran sorna, se precipitó y
puso un par desigual.
Gaona, sentando desde luego un precedente que no debe perdurar, cogió
las banderillas después de haber pareado su banderillero y quiso alegrar, estorbándole Francisco Madrid y Alvaradito, que se quería hacer notar sin duda.
El 5 de febrero de 1914, buenos toros de Malpaso en Aguascalientes. El sobresaliente Alvaradito mató a los dos últimos y se le considerará a esta corrida como la única en la que alternó con su segundo (Cuadro estadístico de Gaona en Palmas y pitos (Madrid). 13/12/1914, n.º 91, página 10)
…Gaona, regular en su primero y bien en los otros dos. Con las
banderillas, superior. Alvaradito, que mató los dos últimos, quedó muy
aceptable toreando y matando. —C. El Toreo (Madrid.
1874). 16/2/1914, página 3
DEFINICIÓN DE UN TORERO POR HEMINGWAY
Si Hemingway
hubiera definido a Alejandro Alvarado, bastaría citar lo que de su gremio
apuntaba en el su libro Muerte en la Tarde (página
46):
…Si yo supiera dibujar, trazaría el esbozo de
una mesa de café en una feria, con los banderilleros sentados, leyendo los
periódicos, antes del almuerzo, un limpiabotas manos a la obra, un camarero
corriendo de una parte a otra y un par de picadores que vuelven del ruedo. Uno
es hombre corpulento, de rostro bronceado y cejas muy negras, de temperamento
alegre y bromista; el otro tiene los cabellos grises, la nariz aguileña, es
un hombrecillo que va siempre muy bien arreglado, con un traje que acentúa la
esbeltez de su cintura. Pero uno y otro parecen la encarnación de la melancolía
y de la neurastenia.
-
¿Qué tal?
–pregunta uno de los banderilleros.
-
Son grandes
–dice uno de los picadores.
-
¿Grandes?
-
Muy grandes.
No hay nada más que hablar. Los banderilleros
saben todo lo que ocurre en el espíritu del picador.
Y don Ernesto era un buen amigo de Sidney Franklin gracias al
periodismo de guerra que juntos ejercieron. Judío, homosexual, de origen ruso, gringo de Brooklyn,
actor ocasional y torero (diversidad toda en uno) quien, por mediación de Gaona se había
encomendado a Alvaradito desde Veracruz, para su aventura española de bullfighter, que poca
suerte tuvo y no pocos accidentes graves.
RUEDO TAURINO
Estado del banderillero Alvaradito
Ahora (Madrid)
21/09/1934. Página 24. Biblioteca Nacional de España
¿Quién
no conoce a Alvaradito en el toreo? Alejandro Alvarado (Alvaradito) está
próximo a cumplir los setenta años. Hasta hace unos meses el viejo Alejandro
hacia idéntica vida que cualquier taurino del día. Bebía el mismo vino que
cuando era novillero, en sus mocedades, y “daba la batalla” por conseguir una
corrida con la misma afición que un chaval. ¡La afición a los toros no envejece
nunca!
Hace
tiempo un periodista le interviuvó, y, banderillero de Mazzantini, de Montes,
de Bombita, anunció al periodista su firme propósito de no retirarse del toreo
hasta que materialmente no le quedasen fuerzas para hacer el paseíllo:
—¡Yo no me retiro del toro! —le dijo al compañero que le hizo el
reportaje—. Mientras pueda, seguiré toreando, Nací, para torero, y solo el
toro—el único enemigo de los toreros—me hará retirarme. —¡Yo no me
retiro! —repetía como un sujeto dominado por una idea fija. Y “Alvaradito”
contaba la friolera de sesenta y ocho
años cuando esto afirmaba.
La tozudez del diestro, alentando su loca afición, le hacía
vestirse, de cuando en cuando, el traje de luces, hasta que a final de
temporada un toro le infirió una cornada grave en un muslo, cuando actuaba a
las órdenes del novillero Mariano Rodríguez.
En
la clínica —según nos cuentan—, uno de los amigos, al interesarse por el estado
de Alejandro, le preguntó:
—
¿Hasta cuándo?
—Hasta
nunca. No me volverá a coger ningún toro. A menos—continuó en tono de sorna— que se meta el
animalito a cartero y vaya piso por piso preguntando: “¿Vive aquí
“Alvaradito”?”, hasta que dé con mi casa.
Alejandro Alvarado lleva cincuenta años de lidiador sin
interrupciones, y está muy cerca de cumplir los setenta años. Con la última,
pasan de la docena las cornadas que recibió en su vida torera.
Ahora, “Alvaradito”, a
vivir de sus rentas, acompañado de su hermana mayor, tan anciana como el
sexagenario artista.
LA DESPEDIDA
Toros y toreros, en detalles y
apreciación de la última temporada taurina 1904 enero 1 (01/01/1904)
3 de enero de 1938
Alvaradito
A
los sesenta y cinco años de edad, ha fallecido el popular y valiente
banderillero –matador de toros a principios de siglo- Alejandro Alvarado
(Alvaradito).
Ceramista trianero en su adolescencia,
Alvaradito obedeció pronto los dictados de su vocación taurina, y a los
dieciséis años comenzó a trabajar como rehiletero en la cuadrilla de Quinito.
Más tarde, con Caraancha, fue a Italia, donde actuó en varias corridas. Con su
peculiar gracejo, contaba, ya veterano, los recuerdos de aquella campaña,
durante la cual tuvo que torear búfalos a falta de toros de lidia.
Hizo su
presentación en Sevilla el 14 de octubre de 1894, y en septiembre de la
siguiente temporada debutó en Madrid.
En 1901, en Méjico, a Alvaradito le dio la
alternativa, que ratificó en Fregenal, Antonio Montes. Años después volvió a la
categoría de novillero, y por último se redujo a banderillear, suerte en que
lucía su gran conocimiento de los toros y una habilidad extremada. Viejo ya,
blanca la cabeza por la nieve de sesenta inviernos, sin facultades apenas,
pareó en el circo del Arenal un toro del conde de la Corte, con tan admirable
maestría, que en sus oídos resonó el halago, que tanto estimaba su afición, de
los aplausos delirantes.
Durante su vida taurina, Alejandro sufrió
varios percances de gravedad, que no enturbiaron su entusiasmo por el arte.
Bondadoso, dotado de una gran simpatía
personal, era muy querido de cuantos le conocían.
El entierro de su cadáver ha constituído una sentida manifestación de pesar.
¡Descanse
en paz!